5 ago 2019

Las cumbres sagradas de los canarios, una herencia amazigh

Dibujo de Leonardo Torriani representa a los canarios acudiendo a celebrar sus ritos en los riscos más altos.

IẒUṚAN. La reciente elección del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria como Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la UNESCO es un logro de gran trascendencia. No se trata de solo un reconocimiento al patrimonio canario y sus antiguas culturas amazighes, sino al conjunto de la civilización amazigh “pre-monoteísta” y sus creencias religiosas. 

Los espacios nombrados Patrimonio de la Humanidad, en el resto del país, son; El Parque Nacional del Garajonay, el del Teide y el Casco Histórico de La Laguna. En los dos primeros, se valora su incalculable valor natural y, en el último caso, el innegable valor histórico de carácter colonial. Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria no solo viene a reconocer la antigua civilización amazigh isleña, sino también el conjunto de la civilización amazigh ya que, de momento, en ningún espacio continental norteafricano se ha reconocido un lugar, en relación a la antigua civilización amazigh, Patrimonio de la Humanidad.  

Pero ¿qué rol jugaban las cumbres y las cuevas en las antiguas creencias amazighes? ¿Qué importancia tuvieron en las religiones de los antiguos canarios? 


Religión y lo sagrado 

Representación romería de los antiguos canarios. Foto: Comisión Beñesmer

Todas las fuentes escritas, tanto en Canarias como en el Continente, señalan que las antiguas creencias religiosas de los pueblos amazighes fueron esencialmente animistas. El animismo es, ciertamente, una gaveta donde caben todo tipo de creencias que consideran que algunos objetos y elementos del medio natural poseen alma y consciencia propia. Es posible que algunos de estos elementos puedan ser divinizados e, incluso, humanizados. El fundamento general del animismo es la creencia en una fuerza vital sustancial presente en todos los seres manteniendo así una interrelación entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Se reconoce además la existencia de múltiples divinidades con los que se puede interactuar, o de un Dios único aunque inaccesible en una adaptación moderna. 

Entre esos elementos de la naturaleza que son observados y sacralizados tenemos referencias claras en las fuentes escritas al culto a los astros, o la sacralización del fuego, algunos espacios, montañas, cuevas, árboles y animales. He aquí algunos ejemplos: 

…y por el monte Teyda, y por el sol, a quien Magec llamaban, juraban con recato y gran respeto.” 

Antonio de Viana

Eran idólatras [los antiguos palmeros], porque adoraban al demonio en forma de perro, a quien llamaban Haguanran; y decían ellos que éste moraba en el cielo, al que decían tigotán, y en tierra, en la cumbre de las montañas llamadas Tedote; y encima de ésta hacían sus sacrificios de leche y mantequilla.” 

Leonardo Torriani 

Lo sagrado es, según la RAE, lo que es digno de veneración por su carácter divino o por estar relacionado con la divinidad. Fuera del ámbito religioso, lo sagrado también puede hacer alusión a lo que merece un respeto excepcional o que se preserva sin que se pueda prescindir de ello. La propia definición de la RAE incluye la de un lugar que, por privilegio, puede ser refugio de huidos de la justicia algo que, por otra parte, queda documentado en las propias fuentes escritas etnohistóricas de Canarias. 

 Las Montañas Sagradas y el ‘Axis Mundi’ 

El Teide o 'Teyda', centro de la cosmovisión guanche.

La sacralización de algunas montañas es un fenómeno habitual en diversas culturas del mundo y también lo fue entre los antiguos pueblos mediterráneos, incluyendo los norteafricanos. Los indígenas canarios, herederos de ese bagaje cultural, dejaron evidencia nítida de que numerosas montañas fueron sacralizadas por todo el archipiélago. Algunas de ellas fueron señaladas específicamente por los cronistas europeos y han sido contrastadas con las evidencias arqueológicas e inclusive etnográficas. Existen evidencias arqueológicas contrastadas como estructuras de piedras, cuevas artificiales y grabados que en Gran Canaria han sido identificadas con almogarenes, es decir, lugares donde los canarios llevaban a cabo ritos religiosos. 

 Casos semejantes se localizan en el continente como, por ejemplo, las concentraciones de grabados en la Montaña de Yagur, en el Alto Atlas marroquí. Algún motivo destacable de las mismas como su emplazamiento, altura, orientación hacia algún fenómeno astronómico, etc. pudieron convertirlas en emplazamiento especial para establecer relación con los seres sobrenaturales. Entre las cimas sagradas más conocidas en el país encontramos la montaña de Tindaya, el Teide, El Garajonay, el Roque de Idafe y, en el caso específico de Gran Canaria, las fuentes escritas hacen especial hincapié en Tirma, Amagro y la perdida Humiaga

 En relación a este ‘culto a las cimas’ se suele hacer referencia a la concepción del Axis Mundi, es decir, la creencia de que la bóveda celeste se sostiene por un pilar, centro del mundo, que soporta la realidad física -cielo y tierra- y por tanto, de los dos mundos; el material y el de las divinidades y espíritus. Este centro es una idea por lo que puede haber múltiples lugares que funcionen como tal al mismo tiempo. Pero, ¿existió esta idea entre los antiguos canarios? 

Esta creencia parece atestiguada entre los amazighes de la antigüedad antes de la romanización como evidencia el historiador griego Herodoto explicando que “(…) hay una montaña cuyo nombre es Atlas. Es estrecha y totalmente circular; y tan sumamente elevada que, según dicen, sus cumbres no pueden divisarse, pues nunca, ni en verano ni en invierno, las abandonan las nubes. Los lugareños afirman que esa montaña es la columna del cielo.” Esta idea entronca con la leyenda del Titán Atlas, que por haberse revelado contra Zeus, fue obligado a soportar sobre sus hombros el peso de la bóveda celeste. El mismísimo San Agustín criticaba la costumbre de los libios cristianizados de subir a las montañas para ‘sentirse más cerca de Dios’. 

Cumbres del Alto Atlas marroquí próximas a la Montaña de Yagur. Foto: Tours Kech

Esta idea es a la que parece hacer alusión, por ejemplo, el cronista Abreu Galindo sobre la concepción y culto que la antigua población amazigh de la isla de Benahoare (La Palma) rendía al Roque de Idafe. 

“…entre el nacimiento de las dos aguas [en la Caldera] que nacen en este término está un roque o peñasco muy delgado, y de altura de más de cien brazas, donde veneraban a Idafe, por cuya contemplación al presente se llama el roque de Idafe. Y tenían tanto temor, no cayese y los matase, que, no obstante que, aunque cayera, no les podía dañar por estar las moradas de ellos muy apartadas, por sólo el temor acordaron que todos los animales que matasen para comer, diesen a Idafe la asadura.” 

Sobre Gran Canaria, Leonardo Torriani también hace alusión clara:

"(...) cada rey tenía un sacerdote, llamado faicagh. Este llevaba consigo a toda la gente, encima del risco más alto en que se podía subir; y allí, después de haber hecho él la oración y llevado a Dios las almas devotas, derramaba en la tierra leche en abundancia, a manera de primicias debidas; después de lo cual, licenciada la gente, volvían a sus casas en procesión."


Comunicado de la declaración de la UNESCO

Situado en una vasta zona montañosa del centro de la isla de Gran Canaria, el sitio del Risco Caído se caracteriza por una topografía de acantilados, barrancos y formaciones volcánicas presentes en un paisaje de rica biodiversidad. Su territorio abarca un considerable número de vestigios de viviendas, cisternas y graneros troglodíticos, cuya antigüedad pone de manifiesto la presencia de una cultura insular autóctona que evolucionó de modo autárquico desde la llegada de los bereberes norteafricanos, a principios de nuestra era, hasta la conquista del archipiélago de las Canarias por los españoles en el siglo XV. Los vestigios troglodíticos comprenden también algunas cuevas dedicadas a prácticas rituales, así como los templos o “almogarenes” del Risco Caído y el Roque Bentayga donde celebraban ceremonias relacionadas con las estaciones del año. Es posible que estos dos “almogarenes” guarden relación con un eventual culto rendido a los astros y la Tierra Madre”. 
 El espacio reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad abarca una superficie de 17.704 hectáreas y reúne en su seno yacimientos arqueológicos como El Almogarén del Bentayga, Las Cuevas del Rey, Cuevas del Caballero, Cueva de Los Candiles, Acusa, Risco Caído, Tirma, entre otros. 

Espacio delimitado reconocido Patrimonio de La Humanidad
Polémicas y reflexiones 

En las últimas décadas se han desarrollado en Canarias investigaciones de carácter arqueoastronómico que rastrean las trazas del culto y control de los astros por parte de los antiguos amazighes de Canarias. Estas prácticas de organización del tiempo, comunes en numerosos pueblos agrícolas y ganaderos de la antigüedad, se encuentran contrastadas entre los antiguos canarios mediante fuentes escritas y arqueológicas. Esta creciente corriente ha permitido a los investigadores una relectura de los emplazamientos arqueológicos que han tenido por resultado una revalorización del patrimonio y el paisaje cultural. Es este nuevo campo de la investigación lo que nos ha permitido poner en valor yacimientos como las cuevas de Risco Caído y las Cumbres Sagradas de Gran Canaria. 

Con todo, no podemos eludir las voces críticas existentes entre algunos investigadores. Para algunos, este espacio reconocido como patrimonio universal recoge montañas que no se han contrastado como lugares sagrados, incluso, cuestionan el posible uso astronómico de Risco Caído. En cambio, consideran otros emplazamientos como Cuatro Puertas de Telde, o La Cueva de la Virgen de Tara (Telde), sí que contarían con contrastadas funciones astronómicas de mayor trascendencia. Por otro lado, si nos guiamos por las fuentes etnohistóricas, todo parece indicar que dos o tres fueron las montañas que más despertaron la devoción de los antiguos canarios; Tirmac o Tirma, Amagro y Humiaga o Humiaya. 

Cuatro Puertas (Telde). Foto. Rumén Sosa

La primera, la encontramos en el extremo occidental de la zona del espacio delimitado de las Montañas Sagradas. No obstante, ni Amagro ni la difusa Humiaga, ubicada por los cronistas en el término de Tirajana, nos aparece en el espacio reconocido como sagrado para los antiguos insulares. 

Este hecho significativo nos lleva a formularnos preguntas obvias aunque, sin lugar a dudas, espacios el Roque Bentayga, Cuevas del Rey, Cuevas de Los Candiles o las del Caballero, constituyen también lugares de clara trascendencia para los antiguos isleños. 

En todo caso, consideramos que es necesario no sólo que se proteja y valore el perímetro acotado como Patrimonio de la Humanidad sino que se haga lo propio igualmente en otras ubicaciones de contrastada significación para los antiguos insulares de Gran Canaria e, incluso, del resto del archipiélago. 

Conclusión

Entrada al posible recinto sagrado del Roque Bentayga. Foto: Rumén Sosa

Mientras el antiguo mundo amazigh adoptaba las religiones dominantes del mediterráneo, especialmente las monoteístas, Canarias persistió como un reducto relativamente aislado. El credo en divinidades de la naturaleza, los espíritus de los antepasados etc. conformaba un sistema de creencias complejo que podemos enmarcar en el ámbito del animismo. 

La islamización del Norte de África se remonta al siglo VII y debió consolidarse los siglos posteriores. Hubo que esperar al siglo XV y XVI para que otra religión monoteísta, el cristianismo, terminara por erradicar el último reducto religioso propio de la vieja civilización norteafricana. 

El reconocimiento de Risco Caído y el espacio de las Montañas Sagradas de Gran Canaria como Patrimonio Mundial de la Humanidad lo es también a esta ancestral civilización que mantuvo una forma original de ver el mundo y el cosmos hoy en buena parte perdida. De ese ancestral paganismo quedan trazas y sincretismos significativos en costumbres rurales canarias y continentales, imprimiendo un sello de personalidad propia a las diversas culturas norteafricanas. 

Ciertamente, en el perímetro de este espacio no encontramos todas las montañas sacras de la isla ni del archipiélago, pero esperamos y confiamos que se constituyan como ejemplo y referencia para que, por extensión, empecemos a valorar más el resto de cumbres sagradas, herencia y la espiritualidad de los primeros canarios. 





 Bibliografía

Tejera Gaspar, Antonio (2001). Las religiones preeuropeas de las Islas Canarias. Ediciones del Orto, 

Fr. J. de Abreu Galindo. Historia de la conquista de las siete Islas de Canaria. Goya Ediciones, 1977. 

Camps, Gabriel (2007). Les Berbères, mémoire et identité. Babel. 

Servier, Jean (1985). Tradition et Civilisation Berbères. Rocher. 




1 comentario:

pintadera dijo...

EL FALSO ALMOGAREN DEL BENTAYGA: Existe un lugar en Gran Canaria que llaman "Almogaren del Bentayga " lo tienen por un santuario y calendario solar de los antiguos canarios. Se trata de una errónea interpretación arqueológica de unos 80 años, comenzó como “altar sacrificial” en los años 30 hasta la actualidad, el lugar está en el centro de la isla al pie del roque Bentayga, en su lado Este se sitúa el mal llamado almogaren o ficticio lugar oración de los antiguos canarios, ya que en realidad son pavimentos diacrónicos labrados en la roca más blanda nivelando para estructuras habitacionales que se culminaron con muros de piedras hoy desaparecidos. Debido a la estrechez del terreno, primero se hizo una casa más pequeña en un nivel alto y después la segunda casa con mayores dimensiones y de distinta planta en el nivel bajo destruyendo ésta casi la mitad de la primera, quedando una yuxtaposición diacrónica de dos suelos en dos niveles distintos con canales de desagües para desviar las aguas filtradas de lluvia y encajes para sus puertas en cada una de ellas y un sofisticado hogar - estufa de apagado lento en la parte central en la segunda casa, así como dos agujeros para apoyar pequeños postes y fortalecer la parte central del techo. Estas casas junto a dos cuevas y túneles sirvieron como infraestructura en una zona estratégica para vivir sobre el punto de control y vigilar la zona este, zona vulnerable y paso al refugio en caso de asedio donde existe un camino a la cima del roque, y al pie de esta zona se sitúa una gran muralla camino de ronda que impedía el paso y controlaba a la vez, ya que debajo de todo este conjunto estratégico y en su cara sur, existen numerosos graneros y cuevas de habitación. Este lugar marcó un hito histórico en la conquista de la isla por tener garantías para el refugio de la rubia niña llamada Guayarmina y su séquito. En 1987 se publica en la prensa esta nueva interpretación por lo que hace 32 años que se conoce, y desde entonces se ha creado debate sin reconocimientos ya que éste en la actualidad no ha cuajado lo suficiente, y se sigue opinando como verdadero la teoría inicial sin tener base científica, teniendo como alternativa un verdadero teorema o propuesta científica que demostraría que el santuario no existe, el calendario solar es una teoría más reciente que tiene como base la anterior, por lo que no se sostiene. Mas información Revista de Arqueología nº 256 “El llamado Almogaren del Bentayga” o buscar en en google : EL MAL LLAMADO ALMOGAREN DEL BENTAYGA de Francisco Peinado Rodríguez