25 sept 2022

La lluvia y el rito de Anẓar

 

IẒUṚAN. Este artículo que traducimos para nuestros lectores, publicado en la Encyclopédie Berbère, fue escrito por los especialistas G. Camps y  S. Chaker. Lo consideramos de interés ya que aporta algunas pinceladas sobre Anẓar (la lluvia) en la cosmovisión amazig describiendo el viejo ritual de origen animista, ya tergiversado y en decadencia, de la Aɣnja o Tislit n wuna. Del mismo modo que los antiguos realizaban ritos propiciatorios de las precipitaciones en tiempos de sequía, en el Continente se atestigua este ritual que comparte la finalidad y puede brindarnos una perspectiva enriquecedora del conocimiento que poseemos sobre la cosmovisión de nuestros antepasados. 

ANẒAR

G. Camps. Anẓar es el nombre masculino de la lluvia que además así es personificada. Anẓar aparecía como un elemento benefactor que refuerza la vegetación, propicia las cosechas y asegura el crecimiento del ganado. Así, la lluvia en sí misma se asimilaba al semen asociándose a practicas de magia simpática. Para que llegue la larga lluvia, hacía falta llamar a Anẓar y hacer todo lo posible para provocar su acción fertilizante. Con toda naturalidad, y sin duda desde muy antiguo, los bereberes pensaron que la demanda de lluvia más eficaz era la de ofrecer a Anzar una "novia prometida” que, provocándole el deseo sexual, crearía las condiciones favorables para el derrame del agua fertilizadora. Este ingenuo simbolismo sexual entra en los mismos sistemas de pensamiento de otras prácticas como los baños de mujeres desnudas en el solsticio de verano, durante el Awusu y ya condenados por San Agustin en el siglo V, las “noches del Error” relatadas en Norte de África, en varios lugares y en diferentes épocas y, durante la Antiguedad, las prácticas sexuales más o menos simbólicas que acompaña el culto de la Diosa Ceres. 

En el caso de la prometida de Anẓar, práctica universal en el Magreb pero más arraigada en las regiones predesérticas, se viste con harapos una muñeca de madera, formada simplemente por un madero o cucharón cuyos brazos están representados por dos cucharas destinadas a recibir y conservar simbólicamente la esperada agua de lluvia. En algunos lugares, como Tebelbala (Saoura), es una prenda real que se corta y se cose alrededor del ensamblaje de madera, diversos adornos, collares y pulseras que refuerzan la idea de que se trata de una ceremonia nupcial. El nombre más difundido que se le da a esta muñeca es ɣanja en sus diferentes formas (taɣonja, tarenza…) en alusión a la cuchara y el receptáculo ligado a la comida y, por tanto, doblemente eficaz. No obstante, también se le llama simplemente tislit n anẓar (novia de lluvia) o tislit waman (la novia del agua). 

Recreación de la celebración del rito de la Tislit n unẓar por mujeres cabilias. Foto: desconocido.

En el Rif se utilizaba preferentemente con una cuchara, la pala aventadora para servir de armadura de la muñeca por lo que también aquí el símbolo benéfico es evidente: la pala es también un receptáculo que se sacraliza por su función ligada a la recolección. La muñeca femenina está, en algunas regiones (Tasemtit, Alto Atlas), acompañada de la imagen del propio Anẓar que es vestido de negro por asimilación a un cielo lleno de nubes que prometen lluvia. La prometida de la lluvia es llevada por una mujer que, a veces se contenta con levantar un simple cucharón durante la procesión (Túnez, Djerba, Mzab…). 

Allí donde el rito degeneró debió ser retomado bajo una forma carnavalesca por los niños que, sin embargo, recuerdan aún las rogativas por la lluvia. Varias observaciones y relatos permiten pensar que la muñeca actual es solo un simulacro destinado a reemplazar a una verdadera “prometida” ofrecida a la lluvia. 

Niños con la taghonja preparada para pedir la lluvia.

 "Varios relatos permiten pensar que la muñeca actual es solo un simulacro destinado a reemplazar a una verdadera prometida ofrecida a la lluvia." 

Un texto recogido por H. Genevois sobre los At Ziki del Alto Sebaou (Cabilia) es bastante explícito. Consta de dos partes: una leyenda que explica el origen del rito y la descripción del rito mismo tal como se practicaba “en la época donde los At Qasi y los At Jennad luchaban contra los turcos”, es decir, en el siglo XVIII. La leyenda se puede resumir así: Anẓar, el rey de la lluvia (aquí se usa expresamente el término Agellid*) quiso casarse con una joven de maravillosa belleza que solía bañarse desnuda en un río; como ella lo rechazó por temor a lo que se diría, Anẓar giró el anillo que llevaba en el dedo y el río se secó de inmediato. Entonces, la joven llamó a Anẓar en voz alta, él reapareció y se juntó con ella así que el río comenzó a fluir nuevamente y la tierra volvió a ser verde. El relato especifica: “He aquí el origen de esta costumbre, en caso de sequía, se celebra Anẓar sin demora y la joven elegida para la ocasión debe ofrecer desnuda”. 

Efectivamente, el rito para obtener la lluvia, tal y como es documentado por este relato cabilio, era organizado por las mujeres aunque la mayoría de la población participaba. La matrona del pueblo preparaba el baño de la prometida de Anẓar y le daba a la joven un cucharón de caldero (aɣonja). A lo largo de la procesión, la prometida no paraba de cantar, reclamando en términos precisos la intervención de Anẓar. En el curso de la procesión, las familias presentes ofrecían comida y se asistían al cortejo viendo a la prometida. Llegadas a uno de los santuarios del pueblo, las mujeres preparaban una comida con productos ofrendados durante la procesión. Después de que la matrona desnudaba a la prometida que se envolvía en uno saco de los que sirven para el transporte de ramos o forraje. Seguidamente, imploraba de nuevo a Anẓar, dando una vuelta al santuario expresaba su consentimiento, ofreciéndose al Señor de la Lluvia, citando todos los seres vivos, hombres, animales, vegetales, que esperaban como ella, el agua benéfica. Las mujeres cantaban también haciendo la llamada a Anẓar en nombre de una Madre Tierra sin fuerzas y reseca. 

Al mismo tiempo, las adolescentes púberes se reunían alrededor de la prometida de Anẓar, siempre desnuda, y empezaban una partida de Zerzari, un juego de pelota muy extendido en el Magreb y más conocido con el nombre de Kura o Takurt. Este juego se practica con una pelota; los jugadores compiten por una pelotita de corcho, en otros lugares de trapo, hasta que esta cae en un agujero preparado para este efecto. En ese momento, la prometida entonaba un nuevo canto todavía más insistente al que respondía el coro de chicas jóvenes. La pelotita era enterrada en el agujero, como lo sería una semilla, y todas las mujeres retornarían al pueblo. Finalmente, la lluvia no pararía de caer en los siguientes días. 

 L. Jouleaud, siguiendo a Doutté, Westermarck y Laoust, no dejó de señalar la conjunción entre el juego de la Koura, muy antiguo en el Norte de África, y los ritos para obtener la lluvia. Según Westermarck (1914, p. 121), entre los Ayt Warayn del noreste del Medio Atlas, dos o tres mujeres completamente desnudas tocaban la koura para obtener la lluvia. Ocurrió lo mismo entre los Tsul, al noroeste de Taza, donde los jugadores usaban una cuchara para lanzar la pelota. Así se reúnen estrechamente en un mismo juego ritual, la desnudez provocadora, símbolo de la cuchara receptora y el juego de la pelota, imagen de la semilla que penetra en la tierra. 

     


 Anzar “la lluvia” 

S. Chaker. También pronunciado como amẓar (en Wargla y el Rif localmente), es un término pan-bereber documentado en todos los dialectos actuales salvo el tuareg. Su difusión lo convierte en el nombre bereber fundamental para la lluvia. Las otras apelaciones que se la han podido dar en varias zonas o bien son más específicos (formas precisas de lluvia en cabilio agffur = aguacero, chaparrón), o proviene de evoluciones semánticas a partir de significados iniciales similares pero diferentes (tuareg agenna = cielo/nube = lluvia). En Cabilia, anẓar es una forma claramente arcaica que ya no es empleada como nombre común. Efectivamente, el nombre solo se usa en los ritos de obtención de la lluvia conocidos a través de todo el dominio bereber y que han sido objeto de numerosas anotaciones y descripciones (cf Camps, supra). Estos ritos, cuyo simbolismo sexual es claro, generalmente se acompañan de cantos de imploración a la lluvia construidos en torno a un tema recurrente como (Cabilia): 

Anẓar, Anẓar   lluvia, lluvia 
a Ṛbbi ssw-iṭṭ ar aẓar!   Oh Dios riégala hasta la raíz 
Ay igenni bu itran   Oh cielo estrellado 
A Ṛbbi ssw-edd igran   Oh Dios riega los campos 
Ay igenni bu izegzawen   Oh cielo azul 
A Ṛbbi ssw-edd ibawen   Oh Dios riega las habas. 

(Versión de los Irjen, Picard, 1958, p. 304) 

La forma tan fija de los cantos y el carácter claramente arcaico del término anẓar hace pensar a veces que Anẓar podría ser el nombre de una antigua divinidad de la lluvia. Aunque no se pueda excluir la hipótesis, el panteón antiguo de los bereberes es muy poco conocido para que nos permita ser categóricos. 




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18 sept 2022

Campus de jóvenes amaziges en el corazón de Gran Canaria

 
IẒUṚAN. Durante la primera semana de septiembre de 2022 se celebró en Gran Canaria el Young People in Defense of Amazigh Heritage: International Volunteer Initiative, un campus internacional de trabajo de 15 jóvenes amaziges de todo el mundo implicados en la defensa de la identidad amazig. Promovido por el Instituto para la Gestión Integrada del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria pertenecientes al Cabildo Insular, con el respaldo de la UNESCO, reunieron en torno a una quincena de jóvenes canarios, argelinos, marroquíes y tunecinos. El perfil de los participantes consistió en estudiantes universitarios ligados a materias como la Historia, Lingüística, Antropología, Sociología o Arqueología. 

La actividad se desarrolló principalmente en el Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria donde se recorrió yacimientos arqueológicos con especialistas, rutas para conocer la toponimia y asistieron se acercó a los participantes a conocer las labores de loceras, pastores, campesinos, tejedoras etc. Por último, se celebró en la Plaza de Artenara un encuentro cultural donde se intercambiaron elementos culturales como una actuación de la artista tunecina Nora Gharyeni, del grupo canario Tagenza de folklore de tambor, así como exhibiciones de lenguaje silbado a cargo de la Asociación Yo Silbo,   Salto del Pastor a cargo de la Jurria El Salem, Lucha Canaria con el Colectivo Tawada y Juego del Garrote.  

El objetivo es reforzar los lazos interculturales entre países con raíces e influencias de la cultura amazig promoviendo valores de paz, tolerancia, igualdad y respeto al medio ambiente. En efecto, se buscaba contribuir a la puesta en valor del patrimonio ligado a la cultura amazig ya que el Paisaje Cultural de Risco Caído y sus cumbres sagradas fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial en 2019 por constituir su sociedad precolonial “la representación más occidental de la cultura amazigh” siendo el “único caso insular”. 

 Los organizadores de esta actividad pionera en Canarias, pretenden “promocionar entre los jóvenes los valores del Patrimonio Mundial” y establecer “las bases de intercambio cultural y de cooperación perdurable” entre este espacio de Gran Canaria y otros emplazamientos continentales representativos de la cultura amazig. Consideran a la juventud “una vía fundamental de promoción de sus propios valores y del sentido de comunidad más allá de las fronteras”. 

"El objetivo es reforzar los lazos interculturales entre países con raíces e influencias de la cultura amazig promoviendo valores de paz, tolerancia, igualdad y respeto al medio ambiente"

 Relevancia 

 Esta actividad es la primera iniciativa de estas características impulsada en Gran Canaria que recibe el apoyo de la UNESCO formando parte de los 50 proyectos que este año recibieron el visto bueno en el mundo por el 50 aniversario de la existencia de la Convención del Patrimonio Mundial. Por tanto, constituyó una “oportunidad única para reconocer un patrimonio de raíces comunes” entre jóvenes canarios y continentales. 

 Pero si algo reviste de trascendencia para nosotros, es el reconocimiento internacional no solo de nuestro legado amazig arqueológico y, por tanto pasado, sino del legado vivo. Así lo señalan los organizadores y reconoce la UNESCO puesto que “persisten manifestaciones vivas de esta cultura heredadas de las primeras poblaciones canarias” como la toponimia, la cultura troglodita, la loza a mano, la trashumancia, las prácticas agrícolas singulares, sistema de captación, transporte y almacenamiento de agua, etc. Un planteamiento actualizado y en el que desde IẒUṚAN siempre hemos insistido; la persistencia de una cultura amazig canaria aún latente. Por todo ello, si bien somos críticos con actuaciones nocivas con nuestra cultura de algunas instituciones canarias, también debemos reconocer las acciones positivas, en este caso, del Cabildo de Gran Canaria. 
 "Pero si algo reviste de trascendencia es el reconocimiento internacional no solo de nuestro legado amazig arqueológico y, por tanto pasado, sino del legado vivo".

Estudiantes canarios, rifeños, cabilios, tunecinos, etc. participantes en una visita al Roque Bentayga

 Testimonios de los participantes 

Los asistentes con los que pudimos hablar se mostraron especialmente encantados con la experiencia. “Ha sido maravillosamente inigualable, una experiencia que guardaré con cariño para siempre” afirmaba Asya Zayzaoui, una estudiante rifeña de Nador. Para la rifeña melillense Selma Halifa, fue muy interesante la participación de amaziges de diferentes países ya que descubrían “los paralelismos que coincidían en general, en algunos casos las bases eran las mismas, pero con pequeños detalles diferentes”. 

Me sorprendió gratamente el gran conservadurismo de la guanchidad o amazighidad en Gran Canaria” resaltó el joven argelino Massinissa Garaoun en relación al patrimonio indígena. Con todo, los entrevistados coincidieron en las similitudes de la antigua cultura amazig de nuestro país y las suyas: “he apreciado mucha similitud cultural entre la cultura guanche canaria y la mía” aseveró la nadoriense. La joven melillense por su parte, comentó que “algunos paralelismos los pudimos observar en la cerámica, las cuevas con fines espirituales, la manera de trabajar las telas, etc.” En una línea similar se expresó el cabilio Asafu At Iger que nos reconoce “el parecido simbólico entre Canarias y Cabilia, sobre todo lo que los motivos decorativos”. Prueba de esta herencia compartida son las “inscripciones en tifinagh, la sacralización de la feminidad y la fertilidad”, añadió. Para el argelino, existen semejanzas con otras prácticas y tradiciones canarias aún vivas “como las técnicas de conservación de los cereales y otros alimentos, la cerámica y la tejeduría son similares a las que se puede encontrar en África del Norte.” 

El lenguaje silbado es uno de los elementos culturales precoloniales que más llamó la atención a los jóvenes continentales: “me emocioné mucho cuando vi, lo cercanos que somos, en mi región que es montañosa, la gente se comunica silbando y al ver a vosotros también lo hacéis no pude dejar de llorar de emoción” aseguró la estudiante de Nador. El argelino Massinissa añadió que para él se trata de la “herencia prehispánica más sorprendente”. 

 Un aspecto muy positivo que destacan algunos participantes es la valorización que los isleños damos a algunos elementos de nuestra herencia amazig como la alfarería tradicional, el hábitat en cuevas o nuestro deporte nacional. Esto contrasta, según el argelino, con su país donde ninguna práctica deportiva local es enseñada ni estudiada, por lo que el hecho de que la Lucha Canaria se impartiera en algunos centros educativos le resultó asombroso, afirma. Sobre la cerámica tradicional, Massinissa nos comenta que viene de una “familia locera de una región famosa por esta artesanía” pero que desafortunadamente en su tierra se observa “un abandono total” por lo que considera que deberían “tomar ejemplo del valor que se le da en Canarias” a este viejo oficio artesanal. Similar reflexión hace sobre el hábitat en cuevas que considera maravilloso ya que en Argelia los arquitectos podrían tomar nota para rehabilitarlo. 

Otra realidad que a los continentales, al igual que otros extranjeros que nos visitan, les impresiona es nuestra naturaleza volcánica; “los canarios son los únicos amaziges que tienen experiencia con los volcanes” señaló el Asafu. Este estudiante cabilio nos explica que al no existir volcanes en el Norte de África sus ancestros no conocieron ese fenómeno natural y la biodiversidad que se desarrolla en su entorno. “Sin embargo, en Canarias las poblaciones antiguas supieron adaptarse a este medio, vivir en islas aisladas y habitar cuevas naturales y artificiales que les sirvieron de abrigo y fortaleza”. 
 "Un aspecto positivo que destacan algunos participantes es la valorización que los isleños damos a algunos elementos de nuestra herencia amazig como la alfarería tradicional, el hábitat en cuevas o la Lucha Canaria"

Mural realizado en la localidad de Artenara por los estudiantes con la inscripción en IẒUṚAN "las raíces".

 Conclusiones de los asistentes 

Como reflexiones finales, los estudiantes aportan diversidad de pareceres. Por ejemplo, Asafu cree que “es imperativo continuar investigando sobre los paralelismos” entre los amaziges del Continente y los del Archipiélago. “Existen nombres de lugar similares que se encuentran en las lenguas amaziges” por lo que es importante “encontrar el sentido a esas palabras, y las razones que han llevado a los canarios a llamar a esos lugares así”. También reconocen el trabajo de los canarios por mantener su legado ya que “a pesar del proceso genocida que padecieron sus nativos breberes y de la actual situación de dependencia de España, se ha realizado un trabajo de conservación y revalorización ejemplares para todas las comunidades bereberes” apostilla Massinissa. Como afirma Asya, hay canarios “que se enorgullecen de sus raíces y eso es maravilloso, por ello, estaría bien que en un futuro se estudie la lengua amazigh y se fomente más la cultura”. Para la estudiante marroquí, el patrimonio de la isla de Gran Canaria es “increíble” ya que “ver, sentir, tocar grabados, presenciar la belleza de las cuevas...para mi fue una experiencia religiosa”. Pero como precisó la melillense Salma, que ya había estado en Canarias años antes; “parte de la población canaria aún no conoce con exactitud sus orígenes y es una pena”.



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