Rumén Sosa. Si un recurso es básico para la supervivencia del ser humano ese es el agua o ahamen. En el caso de los antiguos insulares, como se puede imaginar todo el que conoce nuestra climatología, era vital en el sentido más literal del término. Para comprobarlo basta con observar la distribución demográfica insular condicionada absolutamente por la presencia de los recursos hídricos. Los habitantes del archipiélago, hasta no hace muchas décadas, hemos sido extremadamente dependientes del régimen de precipitaciones y los acuíferos disponibles. Tanto es así que un año de sequía y escasez del preciado líquido podía provocar migraciones interinsulares y terribles hambrunas.
El agua para el pueblo canario desde el punto de vista psico-social, como diría Manuel Alemán, es algo más que una palabra para designar un elemento físico. El agua ha marcado más que en otros pueblos, la naturaleza, la economía, la política, la sociedad, la ideología y hasta la religiosidad del isleño. La clave para entenderlo es el régimen de lluvias en Canarias, como en gran parte del norte del Continente, sufre variaciones extremas de ciclos periódicos de varios años. Años de abundantes lluvias se combinan caprichosamente con los secos. Esta realidad ha condicionado nuestra realidad humana desde que los primeros habitantes arribaron al archipiélago.
Agua o Ahamen para los antiguos canarios
En la Canarias indígena los recursos acuíferos se llegaron a aprovechar mediante la construcción de pequeños embalses y canalizaciones para el regadío agrícola como ya han demostrado los trabajos arqueológicos en diversas islas. También el mar fue una despensa fundamental muy a pesar del estereotipo del guanche que vivió a espaldas del mar. La relación de los isleños antes como después de la conquista, fue especialmente estrecha con el mar. Las fuentes etnohistóricas también nos revelan la profunda vinculación entre el agua y la religión o cosmovisión indígena, siendo con total probabilidad el agua un elemento sacralizado por los antiguos insulares. Así, en épocas de escasez los antiguos isleños realizaban ritos para propiciar la lluvia como atestiguan en varias islas como Tenerife, Gran Canaria o El Hierro aunque con toda seguridad se realizaron en todas las islas. En momentos donde la lluvia era especialmente necesaria se reunía un ganado que se encerraba durante varios días en las cumbres de las montañas destinadas a estos ritos. Tras varias jornadas sin comer, los animales emitían un ruido ensordecedor que servía para llamar la atención de las divinidades. Todo parece indicar que, en el caso de Gran Canaria, las mujeres vírgenes destinadas a las tareas religiosas denominadas magadas o maguadas (mawad) participaran también de estos rituales. Veamos un ejemplo del caso de Gran Canaria:
Cuando faltaban los temporales, iban en procesión, con varas en las manos, y las magadas con vasos de leche y manteca y ramos de palmas. Iban a estas montañas [Tirmac y Umiaya], y allí derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y bailes y cantaban endechas en torno de un peñasco; y de allí iban a la mar y daban con las varas en la mar, en el agua, dando todos juntos una gran grita.
Abreu Galindo
Una variante de estos rituales bastante original, donde un cochino era el protagonista, es el ‘Aranfaybo’ de los bimbapes, los bereberes de la antigua isla de Aseró (Aẓeṛu) hoy El Hierro:
[...] y si con esta diligencia no llovía, uno delos naturales aquien ellos tenían por santo, íba al termino, y lugar que llamaban Tacuytunta, donde está una cueba, que decían Asteheyta, y metiendose dentro, éynvocando los ydolos, salía de dentro un anímal en forma de Cochino, que llamaban Aranfaybo, que quíere decír Medíanero, porque como aquellos gentiles vían quepor sus ruegos no alcanzaban lo que pedían, buscaban medíanero para ello (…).
[...] y si con esta diligencia no llovía, uno delos naturales aquien ellos tenían por santo, íba al termino, y lugar que llamaban Tacuytunta, donde está una cueba, que decían Asteheyta, y metiendose dentro, éynvocando los ydolos, salía de dentro un anímal en forma de Cochino, que llamaban Aranfaybo, que quíere decír Medíanero, porque como aquellos gentiles vían quepor sus ruegos no alcanzaban lo que pedían, buscaban medíanero para ello (…).
Abreu Galindo
En lo que respecta a las fuentes, charcas y ‘ríos’, la documentación etnohistórica y etnográfica confirma la importancia de los mismos. Quizás la más conocida es la del Árbol Garoé o ‘Árbol Santo’ en Tigulahe en la isla de El Hierro, un gigantesco til que era capaz de destilar las brumas de la zona y llenar las albercas o guácimos que se encontraban en su base. Estos depósitos de agua eran el principal punto de abastecimiento del preciado líquido de los antiguos bimbapes. Por otro lado, no son pocos los manantiales o corrientes de agua más o menos regulares que conservan su denominación amazigh. Las fuentes de Tamaide que se repiten para denominar a varias fuentes de la isla de Tenerife, Hartaguna y Alén en La Palma, Mancafete en El Hierro, Guiniguada en Gran Canaria, o Amanay en Fuerteventura, son solo algunos ejemplos.
Los guanchismos del agua
Epigrafía líbico-bereber Cueva Letime o del Agua (El Hierro). Foto: Tarek Ode. Fuente: cajacanarias.com |
En Canarias documentamos para denominar al líquido elemento el mismo vocablo con diversas variantes que veremos resumidas en el siguiente cuadro:
‘Agua’ en las
hablas bereberes de las Islas Canarias
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ahamen
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La Palma
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ahemon,
ahemen
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El Hierro
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Guácimo en el Garoé. Foto. Rumén Sosa. |
En las hablas amazighes continentales actuales contamos con la voz panbereber ⴰⵎⴰⵏ “Aman” = ‘agua(s)’ -pronunciado de manera aproximada como ‘amén’- que comparte raíz con las documentadas en Canarias. Se trata de un nombre plural colectivo que debe traducirse por ‘las aguas’. Además de ‘agua(s)’, aman puede tratarse de un líquido en general, un eufemismo para denominar al semen, la orina y por extensión la leche, jugo o savia. Para Karl-G Prasse la voz viene del protobereber hămāh-ăn, más cercana a las variantes antiguas isleñas. Un vocablo que simbólicamente nos emparenta con una civilización milenaria y parte de un patrimonio lingüístico e identitario de gran valor.
Agua
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Protobereber
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Bereber
actual
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hămāh-ăn
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aman
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Por si fuera poco, han llegado hasta nuestros días algunos guanchismos (voces amazighes canarias) ligados al agua, he aquí algunos ejemplos:
Bereber isleño
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Español
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Bereber actual
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Español
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adeyahamen (LP)
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Debajo del agua
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adday aman
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Debajo del agua
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adijirja (LP)
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Chorro de agua
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¿?
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Aguere (Tfe)
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Laguna
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agerew
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Océano, extensión de agua.
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Alen (LP)
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Fuente
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allen
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Ojos (fuentes)
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Asofa (Hi)
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Fuente
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asuf, suf
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Río. Torrente. Valle
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chagüigo (TF)
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Charco
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uggugw
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Barra. Atarjea. Abrevadero
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eres (Tfe) (Hi)
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Charco
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eres, iriẓ
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Charco pequeño turbio.
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guácimo (Hi)
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Depósito de agua
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tizemt
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Depósito de agua, abrevadero.
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tagragito (LP)
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Agua caliente
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¿têgrt? ¿irɣa?
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¿arroyo? ¿calentar?
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Tamaduste (Hi)
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Charca
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tamduct
(cab)
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Charca, balsa, estanque.
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Tamaide (Tfe)
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Charca
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tamda
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Charca, balsa, estanque.
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targa (Go)
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Acequia, canal
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targa
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Acequia. Río
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Tebexcorade (LP)
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Agua buena
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¿?
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De estas palabras algunas pocas como eres o guácimo siguen vivas en el español de Canarias. Otras más en forma de topónimo como Aguere, el antiguos nombre de la ciudad de La Laguna, la localidad de Tamaduste en El Hierro o Tamaide en Tenerife. En las hablas amazighes continentales actuales, que sepamos, siguen en uso algunos de estos vocablos o variantes de los mismos.
El agua en la cosmogonía amazigh
Tuaregs (amazighs Sahara Central) en el oasis de Timia (Níger). Foto: naufrablaog.blogspot.com |
Para los pueblos amazighes continentales el agua es el elemento fundamental para existencia y el alma; como reza el proverbio tuareg “Aman iman” (ⴰⵎⴰⵏ ⵉⵎⴰⵏ), es decir, ‘El agua es vida’, o, mejor dicho, ‘El agua es alma, el principio de la vida’. Un caso referente debido a las extremas condiciones en recursos hídricos que padecen las poblaciones amazighes del Sahara central. Pero, para el resto de poblaciones con climas mediterráneos y desérticos reviste también de gran importancia. Este hecho explica que se haya documentado durante el siglo XX que aún en algunos lugares del norte del Continente reviste de un carácter sagrado.
Si uno de los rituales tradicionales del Continente es especialmente célebre es el destinado a la invocación de la lluvia conocido como la ⵜⵉⵙⵍⵉⵜ ⵏ ⵓⵏⵥⴰⵔ (Tislit n unẓar = La novia de la lluvia o arco iris). Este rito se celebraba en lo alto de una montaña mediante una ceremonia donde se ofrecía simbólicamente una chica virgen al “dios de la lluvia” Anẓar (lluvia) para que este apareciese y devolviera la fertilidad a los campos son su presencia. Un acto de ‘magia simpática’ y de clara simbología sexual en el que el concepto de fecundidad, siempre tan importante en la sociedad amazigh, es fundamental. Hoy este rito se realiza con una muñeca construida para tal fin con un gran cucharón que simboliza a esta chica virgen. Estos ritos suelen ir acompañados de cantos de imploración a la lluvia como este recogido en Cabilia en 1958:
Anẓar, Anẓar (Lluvia, lluvia)
a Rebbi* ssw-iṭṭ ar aẓar ! (¡Oh Dios riégala hasta la raíz)
ay igenni bu itran (¡Oh! Cielo estrellado)
a Ṛebbi ssw-edd igran (¡Oh! Dios riega los campos)
ay igenni bu izegzawen (¡Oh! Cielo azul)
a Ṛebbi ssw-edd ibawen (¡Oh ! Dios riega las habas)
*Rebbi. Vocablo del árabe dialectal
Otro aspecto importante de la cultura del agua amazigh son las fuentes o manantiales. En efecto, la fuente sería un lugar de gran importancia desde el punto de vista de la concepción cosmogónica de los antiguos bereberes. Estos lugares, no sólo serían un enclave para el aprovisionamiento del preciado líquido, sino un punto de contacto entre el mundo de los vivos y los muertos. En las creencias populares continentales los muertos se refrescan en los manantiales y fuentes por lo que son lugares a evitar por la noche debido a las apariciones. El alma vegetativa de los muertos o antepasados buscarían el agua y la humedad que les ofrece las fuentes y pequeños cursos de agua aportando ellos su fertilidad, elemento que los vivos irían a buscar. El agua atrae a las almas. Por tanto, no sería tanto el agua sagrada por sí misma, sino la tierra de donde ella brota, el mundo subterráneo de las almas de los antepasados le da su fecundidad.
En Canarias también podemos encontrar numerosas tradiciones populares ligadas a la aparición de seres mágicos en torno a fuentes, galerías, pozos, lagos…Aún son conocidas las apariciones y luces del Barranco de Chamoco en Tenerife, o en la Caldera de Taburiente en La Palma. A los cronistas europeos también llamo la atención el ritual de verter agua sobre un niño recién nacido a semejanza del bautismo cristiano y, esas mismas fuentes, nos documentan los célebres baños posiblemente rituales de las mujeres en playas reservadas exclusivamente para ellas como Bañaderos en el norte de Gran Canaria. También podemos encontrar, en ocasiones, grabados en las cercanías de acuíferos que nos pueden revelar la importancia de estos lugares.
En el Continente, algunas fuentes y sus aguas serían consideradas como portadores de fecundidad y propiedades curativas; unas ligadas al poder de un santón o de simplemente la fuerza curativa que portan. En consecuencia, en torno a ellas se realizaban diversos cultos, rituales y construcción de santuarios para obtener su beneficio. Por ejemplo, las abluciones de las mujeres estériles en las fuentes para después bañarse en siete olas a la orilla del mar, los baños de mujeres desnudas en el solsticio de verano... También se registra la práctica de llevar a estas fuentes niños recién nacidos débiles donde lo sumergían bajo la corriente como el caso de Iflissen en la Cabilia argelina. En este ritual la madre recita la siguiente oración: “A! Tala! Ddawi t idd, negh awi t idd” (¡Oh, Fuente! ¡Cúralo o llevatelo!). También se conoce la habitual ofrenda de habas realizadas por las mujeres cabilias en la fuente de su pueblo días después de su boda con el objetivo de pedir hijos.
A pesar de que nuestra intención era hacer un artículo lo más breve posible lo cierto es que la cultura amazigh ligada al agua es abundante. El preciado elemento siempre fue crucial para unos pueblos que debieron de adaptarse durante milenios a un medio más bien árido y de precipitaciones irregulares. Una vez más la lengua es un referente clave para comprobar la vinculación cultural de los indígenas isleños y norteafricanos. Efectivamente, los paralelismos culturales entre antiguos amazighes insulares y continentales evidentes, salvando distancias temporales y culturales, son complementados con las referencias lingüísticas. Es obvio que el estudio de las culturas amazighes continentales nos pueden ayudar a comprender y complementar mejor el conocimiento de la antigua cultura amazigh insular. Lo mismo a la inversa ya que nuestros elementos isleños pueden ayudar a comprender mejor el pasado de las culturas autóctonas actuales del continente.
REFERENCIAS.
- Abreu Galindo, Juan de. 1977 (1590). Historia de la conquista de las siete islas de Canaria. Ed. Goya.
- Alemán, Manuel. 1980. Psicología del hombre canario. CCPC.
- Camps, G. Chaker S. 1989. Anẓar. Encyclopédie Berbère. Pág. 795-798. ISBN : 2-85744-324-2
- Mammeri, Mouloud. 1980. Amawal. Imedyazen. -Oulhadj, Lahsen. 2014. English – amazigh. (Tashelhit).
- Prasse, Karl-G. Ghoubeïd Alojaly, y Ghabdouane Mohamed. 2003. Ălqamus Tămajəq - Tăfrănsit. Dictionnaire Touareg - Français. (Universidad de Copenhague)
- Reyes García, Ignacio. 2011. Diccionario ínsuloamaziq. Fondo de Cultura ínsuloamaziq.
- Sabir, Ahmed. 2010. Taknarit. Diccionario español – amasigh. Amasigh – español.
- Sabir, Ahmed. 2008. Las Canarias prehispánicas y el norte de África. El ejemplo del Marruecos. Paralelismos lingüísticos y culturales. IRCAM.
- Servier, Jean.1985. Tradition et Civilisation berbères. Les portes de l’année. Rocher.
- Taïfi, Miloud. 1991. Dictionnaire Tamaziɣt Français. (Parler du Maroc central). L'Harmattan Awal.
- Tejera Gaspar, Antonio. 2001. Las religiones preeuropeas de las Islas Canarias. Ediciones del Orto.
- Tilmatine, M. El Molghy, A. Castellanos, C. Banhakeia, H. 1998. La lengua rifeña. Tutlayt Tarifit. Ciudad Autónoma de Melilla.
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