Foto: Eduardo González. Jurria Humiaga
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IẒUṚAN. El
23 de abril 2014 falleció José Guedes Rodríguez, conocido cariñosamente como Pepito
Guedes, prototipo de pastor canario, un auténtico sabio de la tierra y la
cultura que llegó a tener unos
700 animales, de los cuales 400 eran cabras y 350 ovejas, atendiéndolos con dos
perros de raza canaria. La
memoria de Pepito Guedes se pierde en una saga de pastores que empezó con su
bisabuelo y sigue ahora con sus hijos, nietos y biznietos. Una familia que
hunde sus raíces genealógicas en antepasados amazighes de la isla y
portugueses. Pepito fue un personaje singular, de gran ingenio, era memoria
viva del acontecer del Sur y Sureste de Gran Canaria. Su hermano Manuel Guedes,
también pastor y fallecido en el año 2007, fue un auténtico maestro de la
cultura y pieza clave en la recuperación del Juego del Garrote Canario transmitiendo sus ancestrales conocimientos a la Escuela de Garrote ‘La Revoliá’.
Pepito Guedes en las Cuevas del Barranco del Polvo, Casa Pastores (Vecindario, Santa Lucía de Tirajana) |
Pepe
Guedes nació el 30 de enero de 1927 en Cueva
Blanca, cerca de la cumbre de Gran Canaria en la vertiente oriental, a los
pies de la mítica Montaña del
Pleito. Con tan sólo seis meses de edad ya emigró hacia la costa
llevado en brazos por su madre que por el camino paraba a ratos para
amamantar a su hijo a la sombra de una salvia o un tagasaste. Sus padres
recién casados buscaban matar el hambre en las extensas llanuras del sur,
primero en Tirajana cuidando el ganado de los Araña, y más
tarde en Amurga y Casa
Pastores. Por tanto, su infancia fue una constante caminata y cambios de
viviendas a cuevas en busca de pastos, fundamentalmente en el extenso macizo de
Amurga.
Desde que él y sus hermanos pudieron trabajar con los labradores de
Sardina, pudieron ir reuniendo dinero para comprar un solar en la costa. En
esos parajes construyeron sus viviendas Pepito y sus tíos dando origen al
popular barrio de Casa Pastores en Vecindario.
Cuando llegó la jubilación dijo a sus descendientes lo mismo que su padre le había dicho en su momento a él: «Ahí tienen el ganado, si quieren ganarse la vida, adelante, lo único que pedimos su madre y yo es un poco de leche y queso». Ahora su hijo Pepe Guedes Guedes y su nieto Juan Andrés Vizcaíno dan continuidad a la misma cantidad de ganado. Su hijo atiende 350 ovejas y un centenar de corderos y su nieto 400 cabras y unos 300 baifos. No obstante, siguió estrechamente vinculado a su pasión por el pastoreo visitando diariamente, garrote en mano, su corral en el Barranco del Polvo donde sus descendientes continúan su labor. Su hijo Pepe Guedes de 49 años trabaja de pastor desde los 14 años. "Estoy contento de continuar con la tradición del pastoreo. No he tenido ningún otro oficio y estoy satisfecho de trabajar al aire libre". "Ahora estamos fastidiados porque nos están acribillando desde todos sitios. Cuando vamos a pastorear los vecinos, Medio Ambiente y la Policía nos ponen impedimentos", lamentaba en la prensa hace unos años.
Cuando llegó la jubilación dijo a sus descendientes lo mismo que su padre le había dicho en su momento a él: «Ahí tienen el ganado, si quieren ganarse la vida, adelante, lo único que pedimos su madre y yo es un poco de leche y queso». Ahora su hijo Pepe Guedes Guedes y su nieto Juan Andrés Vizcaíno dan continuidad a la misma cantidad de ganado. Su hijo atiende 350 ovejas y un centenar de corderos y su nieto 400 cabras y unos 300 baifos. No obstante, siguió estrechamente vinculado a su pasión por el pastoreo visitando diariamente, garrote en mano, su corral en el Barranco del Polvo donde sus descendientes continúan su labor. Su hijo Pepe Guedes de 49 años trabaja de pastor desde los 14 años. "Estoy contento de continuar con la tradición del pastoreo. No he tenido ningún otro oficio y estoy satisfecho de trabajar al aire libre". "Ahora estamos fastidiados porque nos están acribillando desde todos sitios. Cuando vamos a pastorear los vecinos, Medio Ambiente y la Policía nos ponen impedimentos", lamentaba en la prensa hace unos años.
La flauta se la tocaba a los animales comprobando
que con ello producían más leche, ha hecho miles de flautas en sus tiempos de pastoreo y ha
repartido la mayoría entre los escolares. Además fue conocido por su gran capacidad de
adiestramiento de perros de ganado convirtiendo en una auténtica leyenda a su
perro ‘Arrogante’ por su infabilidad al conducir el rebaño. Atesoraba una
herencia de tres siglos de pastoreo tradicional y cumplió con creces
transmitiendo este legado a sus descendientes que siguen fielmente la
tradición.
1 comentario:
con personas como esta, nunca el campo dejará de producir, bien por esa dinastia de pepes saludos desde ejido, merida , venezuela
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