22 feb 2020

El carnaval ancestral de La Aldea

El ganado. Foto: Rumén Sosa Año 2018

Rumén Sosa. Canarias es un país conocido mundialmente por el carnaval urbano de sus capitales Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas. Sin embargo, este archipiélago cuenta con un patrimonio carnavalero tradicional en algunos casos con un origen ancestral e incierto. Es el caso de Los Carneros de Tigaday en El Hierro, Los Diabletes de Teguise en Lanzarote, o el Carnaval Tradicional de La Aldea en la isla de Gran Canaria. De este último hablaremos en esta breve reseña. 

Los Carnavales son una fiesta controvertida y ancestral que hunden sus raíces en el mundo pagano mediterráneo y que, según los especialistas, tuvieron gran difusión en el marco del Imperio Romano que se extendía por toda cuenca Mediterránea, incluyendo toda la franja marítima del Norte de África. Sobre esta festividad en Canarias contamos con escasa información aunque parece haber llegado a Canarias de mano de la colonización europea a partir del siglo XV y XVI. La complejidad de esta festividad radica en su diversidad y múltiples influencias que parecen venir más allá del mundo latino. En consecuencia, algunas de estas festividades pudieron verse influenciadas en las Islas por otros grupos étnicos que conformaron nuestro pueblo como los indígenas o moriscos. Algunas manifestaciones tradicionales muestran algunas semejanzas en el sur de Europa y el Norte de África. 


El rescate de Las Cabras y los Machos 

Los machos. La Aldea 2018. Foto: Rumén Sosa.

A principios de la década de los noventa del siglo pasado se impulsó desde un centro educativo una investigación sobre el viejo carnaval de la zona que ya había desaparecido. En 1994 se celebró unas jornadas educativas a la que asistieron miembros de manifestaciones tradicionales del carnaval canario como Los Carneros de Tigaday o Los Buches de Lanzarote. Esto animó a los miembros del Proyecto de Desarrollo Comunitario de La Aldea a entrevistar a numerosas personas de avanzada edad del municipio. Los informantes aldeanos rememoraron el viejo carnaval y relataron cómo eran las mascaritas de su tiempo con ropas viejas, el pañito en la cara, la cesta y la caña. También hablaban de una tradición más llamativa; vestir a los niños con pieles de cabra y a otros de machos con sus cuernos y cencerros a modo de ganado con su pastor con garrote y zurrón con el objetivo de recorrer los barrios. 

Por suerte, todavía vivía una persona Don Marcos Sánchez que a sus ochenta años recordaba que cuando niño Cho Cayetano lo vistió de cabra y decía: 

me puso una zalea de cabra, unos cuernos, me pinto la cara con tizne y salimos un grupo de niños como si fuéramos un ganado de cabras”. 

 Las informantes Juanita Rodríguez y Ángela Benítez nos describieron así el carnaval: 

"Lo tradicional era ir de casa en casa vestidos con ropas viejas, pidiendo huevos para hacer tortillas de carnaval. Era rara la casa donde no se prepararan de plátano, de calabaza o sólo de harina de trigo de la tierra". 

El pastor, las cabras y los machos. La Aldea 2019. Foto: Rumén Sosa


Otros personajes típicos descritos en estos carnavales, fueron el Diablo vestido con zaleas de cordero y cabeza de vaca que arrastrando cadenas entraba por las casas siendo el terror de los más jóvenes. Nos contaban así mismo, que alguno se ponía un rabo de penca y le prendía fuego para asustar. Incluso alguno más atrevido se subía en zancos. Correr los carnavales era salir en parrandas por los barrios pidiendo huevos para hacer tortillas. Los hombres se vestían de mujeres y las mujeres de hombres, ropas viejas, sábanas, colchas, cualquier cosa servía para divertirse y pasarlo bien en estos días anteriores a la Cuaresma. D. Ezequiel Ramírez del barrio de La Cardonera, Lita y Rosario del barrio de El Hoyo, y confirmado por muchos más informantes. 

El diablo. Foto: Proyecto de Desarrollo Comunitario de La Aldea

"Un hijo de Antonio Pablo, que se llamaba Francisco... se vestía de diablo y se ponía un rabo atrás amarrao a una verga y el rabo atrás ardiendo y él corriendo, cayendo ceniza al suelo y claro le tenían miedo porque iba tapao. También los ganaos de chiquilos vestíos con cuernos y una salea atravesá encima. Todos con los cencerros y los collares, como las cabras. Él con el garrote, el cajero atrás en la espalda, esos no pedían ni nada sino subían por la plaza y bajaban por la palmilla". 

Pero estas costumbres no eran propias únicamente de esta aislada localidad grancanaria sino que también debió estar extendida en otras zonas de la isla como recordaba Isabelita, con casi 100 años, del barrio del Carrizal de Tejeda

"Mira estos Alonso eran el diablo, se vestían con una salea, se ponían unos cuernos de carnero. Entraban por allí pa dentro sin nadie saber nada...otras veces hacían el juego de las mulas, se amarraban dos por la cintura con un cabresto y uno se amarraba palante y el otro patrás y se tiraban una sábana por encima y dos cañas, eran las mulas..." 

Estas joyas de la etnografía isleña no se encontraban documentada en ninguna obra escrita y sólo han podido rescatarse mediante la tradición oral y el intenso trabajo llevado a cabo por el Proyecto de Desarrollo Comunitario del Municipio de La Aldea de San Nicolás en su recuperación que desde los años noventa se ha mantenido como ejemplo de que aún estamos a tiempo de recuperar parte de nuestro legado. 

Los carneros bereberes « Bilmawen » 


En la actualidad se conserva la tradición de los bilmawen en amazigh ‘los de las pieles’, un ritual preislámico entre las poblaciones amazighes continentales claramente emparentados con los Carneros de Tigaday o Las cabras y los machos de La Aldea. Con algunas particularidades según la región, los carneros o bilmawen se han integrado en la cultura popular musulmana de estas poblaciones celebrándose anualmente durante la festividad del Sacrificio l’aaid el kebir en árabe y tafaska en amazigh. Se trata de una costumbre carnavalesca en el que una decena de personas enmascaradas y tiznadas con carbón se visten con pieles de cabra o cordero y realizan una teatralización en las calles y plazas de los pueblos. En ocasiones salen acompañados de músicos que tocan la flauta y tambores acompañados de una multitud que canta pequeñas canciones que describen a los carneros como criaturas aterradoras. Estos carneros bromean, espantan a los niños y persiguen a la gente golpeando levemente con patas de cabra a los que atrapan utilizando en ocasiones un lenguaje grosero que nadie toma en serio en el contexto festivo. Mientras, la mayor parte de los asistentes desfilan bailando y cantando. 

Estos bilmawen también reciben otras denominaciones como bujllud, bulabtayn, buhidur, harma, bashij, baba al haj, suna…presentando algunas variantes en el atuendo en algunas regiones incluyendo plumas de pájaros o caracoles, espinas etc. que les dan un aspecto más raro y terrorífico. No obstante, esta festividad tiende a remitir y cada vez corre más riesgo de desaparecer como lo llegó a estar en Canarias donde fue recuperado posteriormente en El Hierro y más recientemente en La Aldea de San Nicolás en Gran Canaria. En el sur de Marruecos, especialmente en la localidad de Inzgan, en Agadir, se están haciendo importantes esfuerzos para salvaguardar esta festividad con el objetivo que sea reconocida como patrimonio inmaterial de la humanidad de la UNESCO. 


Bilmawen en Marruecos. Fotos: Jean-Claude Thiery extraídas de Ethnographie berbère - La tribu de Seksawa

Orígenes del Carnaval ‘pastoril’ canario 

Los carnavales tradicionales en referencia al mundo del pastoreo, como es el caso de Tigaday o el de La Aldea ¿podrían encerrar una procedencia amazigh? Es difícil de saber con seguridad si estimamos que también en el sur de Europa y en la Península Ibérica existen tradiciones similares procedentes del mundo pagano y que tuvieron una amplia extensión en los tiempos del imperio romano ¿Podría tratarse de una confluencia del bagaje cultural indígena y europeo en las Islas? En el caso de un origen amazigh ¿Su procedencia sería nativa o morisca? No lo sabemos. 

 Con todo, el hecho de que el oficio del pastoreo sea el que empleó de manera abrumadora mano de obra de los descendientes de indígenas canarios tras la conquista europea nos invita a reflexionar sobre posibles sincretismos. Lo que sí sabemos es que estas expresiones culturales son antiquísimas y que en el continente tuvieron una mayor extensión en el pasado incluso en amplias regiones que nunca estuvieron dentro de las fronteras del imperio romano. Por otro lado, sabemos que estas manifestaciones culturales tuvieron una posible mayor extensión en Canarias si tenemos en cuenta que los Diabletes de Teguise, por ejemplo, también se basan en algo similar a pesar de las mudanzas del vestuario. 

Sin embargo, lo que afirmamos es que sea cual fuere el origen de las expresiones más ancestrales del carnaval tradicional canario es obvio que merecen una especial protección como reliquias vivas de nuestra cultura y orígenes como pueblo. 

 PARA MÁS INFORMACIÓN:

Ahmed Sabir “Las Canarias prehispánicas y el Norte de áfrica. Paralelismos Lingüísticos y culturales. Páginas 285-290 

Proyecto de Desarrollo Comunitario de La Aldea
https://www.infonortedigital.com/portada/reportajes/item/37077-el-carnaval-tradicional-en-la-aldea-de-san-nicolas 

 http://www.mondeberbere.com/carnaval-bilmawen.html
Breve documental elaborado por el Proyecto de Desarrollo Comunitario de La Aldea



 Bilmawen en el Atlas (Marruecos)
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