8 abr 2025

“Los aborígenes canarios. Tres milenios de historia” análisis de la obra de Antonio M. Macías



IZURAN. Recientemente, nos hicimos eco de la publicación del más reciente trabajo de Antonio M. Macías, así como de sus polémicas declaraciones, en las que negaba el origen amazigh de los canarios y descalificaba el consenso científico al respecto. Estas afirmaciones provocaron un debate en las redes, donde algunos usuarios sugirieron que la prensa había malinterpretado las palabras del autor y nos instaron a leer su obra. Tras hacerlo, hemos podido confirmar que muchas declaraciones se alinean con lo expresado en el libro. 

Con sus 414 páginas, la obra es extensa y aborda una amplia variedad de temas relacionados con la historia de Canarias. No obstante, debido a la gravedad de ciertas acusaciones, consideramos relevante analizar brevemente sus ideas sobre la procedencia y etnicidad de nuestros ancestros. 

 Teoría “sahariana” y los problemas del Stock 

 Según Antonio M. Macías, el origen y la etnicidad de los primeros pobladores de Canarias no sería amazigh o bereber, sino que se trataría de “saharianos” procedentes del denominado “Sahara Occidental” o “Sáhara verde”, quiénes habrían llegado alrededor de un 1.500 años antes de nuestra era portando una cultura “neolítica”. 

Es importante señalar que el autor propone una división geográfica peculiar, separando el Norte de África del Sáhara y diferenciando a las poblaciones bereberes de las saharianas. Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿quiénes eran exactamente esos “saharianos”? La obra no ofrece una respuesta clara. Macías se limita a mencionar un “sustrato paleoafricano” compartido por las culturas que habitaron el “Norte de África, el Sáhara, así como los valles del Nilo y del Níger, cuyos orígenes se remontan al periodo Epipaleolítico, (10.000 años a.C.)”. 

 Para sostener su planteamiento, realiza un esfuerzo de reinterpretación que minimiza sistemáticamente las evidencias multidisciplinares en el ámbito de la historiografía, la arqueología, la lingüística, la antropología y la genética queya avalaron el origen y carácter amazige de estas poblaciones. 

 ¿Qué es el stock? 

Representación de la arribada de los primeros pobladores de Canarias. ISOCAN.

 Su teoría pivota fundamentalmente sobre lo que denomina “Stock de capital”, es decir, el conjunto de animales domésticos y cultivos introducidos por los pobladores, que según su tesis, demostrarían inequívocamente una “procedencia sahariana” en lugar de amazige. Es por ello que nuestro análisis se basará precisamente en mostrar brevemente las contradicciones e inconsistencias de esta premisa. Y es que la elección de Macías por priorizar este aspecto en concreto, marginando otras evidencias más sólidas (lengua, arqueología, genética…), revela importantes sesgos. Veamos: 


(…) la genética no resuelve el nombre de ningún grupo colonizador ni, por supuesto, de los primeros canarios porque pueden tener un ADN norteafricano o de cualquier otro lugar, y lo que de verdad determina su lugar de procedencia es el stock de capital que poseía en su última morada africana y llevó a su hogar insular.

                                                                                                                      (Página 80)

En puridad científica, la única vía que permite conocer el origen del colonato se basa en estudiar su stock de capital colonizador, su conocimiento de los potenciales recursos de las islas y la causalidad migratoria que le impulsó a emigrar a este destino. Y el estudio demuestra que residía en la fachada atlántica del Sáhara occidental (…) (que formaba parte del gran Sahara verde) 

                                                                                                                         (Página 82)


 Este “Stock de capital” estaría conformado por: 


(…) cereales, leguminosas, especialmente variedades adaptadas a la aridez, como la cebada blanca, las lentejas y las habas, plantones de una variedad de higuera, (…) una raza de cabra y otra de oveja sin pelo perros y gatos, una especie de cerdo doméstico, aunque en este caso persisten las dudas. (…) conviene reiterar que no trajo semillas (dátiles) de palmeras datileras, sarmientos de vides ni varas de olivo porque estas especies no existían en su morada sahariana debido a su extrema aridez. 

                                                                                                                  (Página 83)


Siguiendo el mismo enfoque propuesto por el autor, examinaremos las especies introducidas en el archipiélago por los primeros pobladores para determinar qué nos revelan realmente sobre su origen. 

 Vegetales 

"La cebada es considerado el cereal bereber por excelencia"

Cebada o Temosen cultivada en Acusam Artenara (Gran Canaria). Foto: Memoria indígena de Canarias.

 En lo que respecta a cereales como la cebada (Hordeum vulgare) , el trigo (Triticum spp.) y leguminosas como las habas (Vicia faba) y lentejas (Lens culinaris), el autor parece ignorar su gran vinculación con el Norte de África mediterráneo y atlántico desde tiempos neolíticos. Por el contrario, estos cultivos fueron marginales en el desierto del Sáhara. 

La cebada, por ejemplo, es considerado el cereal bereber por excelencia, su cultivo en el Sáhara fue anecdótico y limitado a oasis pues requiere cierta humedad y suelos aptos. Sin embargo, no menciona los cultivos de cereales predominantes en regiones saharianas desde la antigüedad como el mijo (Pennisetum glaucum) y el sorgo (Sorghum bicolor) de los que no existe rastro en Canarias. Este hecho, evidencia un sesgo selectivo en el que se enfatiza especies compartidas como cebada o trigo mientras obvia las diferencias cruciales como la ausencia del mijo y el sorgo.

"Grecia estuvo simbolizada por el olivo, Roma por la vid y África por la higuera."

Higuera ¿tasarte?

Entre las especies vegetales introducidas en Canarias, la higuera (Ficus carica) representa un caso especialmente revelador. Fue el único árbol frutal traído desde su lugar de procedencia y el autor insiste en presentarla como elemento característico del Sáhara. La higuera tiene su origen en Oriente Medio desde donde se distribuyó especialmente en la zona mediterránea (sur de Europa. Asia occidental y Norte de África) y atlántica del noroeste africano. En efecto, su adaptación óptima se produce en regiones con suelos profundos y humedad, condiciones típicas en las zonas montañosas como del Atlas y áreas mediterráneas. Todo lo contrario a lo ocurrido en el Sáhara por lo que su presencia en dicho desierto sería marginal y limitándose a algunos oasis y zonas irrigadas. 

 Macías utiliza la ausencia de cultivos mediterráneos emblemáticos como la vid (Vitis vinifera), el olivo (Olea europea) y palmera datilera (Phoenix dactylifera)- para sostener la procedencia “sahariana”. Sin embargo, este planteamiento presenta problemas. Estas especies, que tienen su origen en Asia, se expandirían de mano de fenicios, griegos y romanos, por lo que es fácil suponer que su implantación aún no sería especialmente numerosa en el Norte de África hace dos milenios, limitándose al entorno próximo a Cartago, algunos otros enclaves fenicios y polis griegas, normalmente bastante alejados de la fachada atlántica del Norte de África. 

En relación a este asunto es interesante lo que señala el historiador Saïd El Bouzidi

 “Las higueras, como el olivo y la viña, son árboles mediterráneos por excelencia. Su expansión y su renombre van de la mano con las civilizaciones que marcaron las costas del Mediterraneo. Así, la civilización griega estuvo simbolizada por el olivo, la civilización romana por la vid, y la civilización africana por la higuera.” 



Castellano

Guanche

Bereber actual


Vegetales

Cebada (Hordeum Vulgare)

temosen (Abreu)

timẓin, tumẓin

Trigo (Triticum ssp.)

yrichen (Abreu)

irden

Habas, arvejas (Vicia faba)

hacichey (Abreu)

abbaw (latín)

Lentejas (Lens culinaris)

[desconocido]

tilintit (latín)

Higuera (Ficus carica)

¿tasarte? ¿abicore? (top.)

tazart, tabakort (breva)


 Animales domésticos 

"El cochino necesita agua y vegetación abundante, del mismo modo que el jabalí, que se encuentra en las zonas montañosas boscosas del Norte de África"

El análisis de la fauna doméstica introducida en las islas revela contradicciones con la hipótesis sahariana. El caso más llamativo es el del cochino doméstico (Sus scrofa domestica), animal que no es apto para su cría en el regiones tan áridas como las saharianas siendo inexistentes restos arqueológicos de su cría en las esas regiones. Este animal necesita agua y vegetación abundante, del mismo modo que su predecesor salvaje el jabalí, que se encuentra de manera frecuente en las zonas montañosas boscosas del Norte de África y no en las regiones saharianas. 

 Con respecto a las cabras (Capra aegagrus hircus), ovejas (Ovis orientalis aries), perros (Canis lupus familiaris) y gatos (Felis silvestris catus), fueron introducidos en tiempos neolíticos desde Oriente Próximo y su cría se extendió por pastores protobereberes por todo el Norte de África, incluyendo el denominado Sáhara verde. Por lo tanto, su presencia no es privativa de ninguna región particular, si bien las ovejas tuvieron muchas menos presencia en las regiones saharianas.



Castellano

Guanche

Bereber actual



Animales

domésticos

Cabra (capra aegagrus hircus)

axa (Abreu), aja (Marín)

aghaḍ

Oveja (ovis orientalis aries)

tahatan (Abreu)

haña (Abreu)

ojis (Bethencourt Alfonso)

tihattin, 

 tixsi

Cochino (sus scrofa domestica)

ylfe (Abreu)

taquazen (Abreu)

ilf

Perro (canis lupus familiaris)

hagua (Abreu), ¿eydi? (top.)

hawa,  aydi

¿Gato? (felis silvestris catus)

[desconocido]

amucc, amcic

 Lengua y escritura 

 El autor intenta negar el carácter amazigh de la lengua y escritura de la población originaria del archipiélago, donde la cuestión se pone más delirante. Así nos dice: 


Considero que asociar esta lengua muerta y su alfabeto con los múltiples dialectos de la actual lengua amazig y su alfabeto implica negar a la cultura aborigen cualquier capacidad creativa en este importante apartado de cada cultura”. 

                                                                                                                          (Página 95)

En esta afirmación podemos identificar la falacia de la falsa dicotomía pues supone que reconocer un origen común bereber implica necesariamente que los indígenas canarios no desarrollaron innovaciones propias. El autor se equivoca al confundir continuidad lingüística con pasividad cultural, pues como se sabe, tanto en las islas como en el continente, la lengua y alfabeto amazigh han experimentado innovaciones regionales y temporales. 

 Para Macías, de la lengua no se puede saber nada pues las “raíces (de su lengua) se encuentran entre las primeras lenguas vernáculas del escenario sahariano, y nada ha quedado de ella en ese escenario”. Con respecto a la escritura, en la página 93 y 94 niega, contra toda evidencia científica, que esta sea líbico-bereber puesto que “no presenta similitudes con los grafemas del alfabeto líbico-bereber”. 

Por si fuera poco, va a más cuando propone cambiar el nombre por “alfabeto líbico-fenicio” y acaba inventando palabras guanches en las páginas 285 y 285 por supuestas derivaciones. 

 ¿Es una teoría novedosa? 

"La teoría presenta paralelismos con las hipótesis de poblamiento Íbero-Sahariano promovidas durante el franquismo"
La teoría defendida por Macías presenta sorprendentes paralelismos con las antiguas hipótesis de poblamiento promovidas durante el franquismo. En ese periodo, el régimen dictatorial impulsó activamente la tesis del poblamiento sahariano como un instrumento geopolítico, con el objetivo de que vincular a los guanches con el Sáhara español. Esta narrativa buscaba justificar las posesiones africanas (Sáhara Occidental, Ifni) bajo un discurso ultranacionalista y colonial proponiendo una supuesta antigua civilización neolítica “íbero-sahariana” e “Íbero-mauritana” que se habría extendido desde España hasta el Sáhara. 

 Al mismo tiempo, se minimizó intencionadamente el vínculo con los bereberes septentrionales. Entre sus más destacados exponentes, se encontraban Sebastián Jiménez Sánchez y Julio Martínez Santa-Olalla que promovieron una arqueología al servicio del poder y un racismo científico que buscaba estos paralelismos al mismo tiempo que describía a los antiguos isleños como “primitivos” necesitados de la “civilización” española. 

 Esto lleva a considerar que, aunque Macías reformula esta teoría como una revisión histórica revolucionaria, comparte los elementos claves con las viejas teorías franquistas; minimización del origen bereber, idealización de un “Sáhara verde” neolítico. Esto muestra que, lejos de ser innovadora, la propuesta se limita a reciclar viejos paradigmas desacreditados por la investigación de las últimas décadas. 

 Descalificación a los investigadores 

 Sin lugar a dudas, lo más reprochable no es ni mucho menos la propuesta de ideas divergentes al consenso científico, sino las acusaciones a los investigadores de tener una postura cómplice con la política del PSOE en connivencia con el expansionismo marroquí, como se puede apreciar en la página 80 y en el texto y su nota de página, así como en las páginas 349 y 350. 


De ello se colige que pretender interpretarlos con la actual lengua bereber amazig constituye otro despropósito. En resumen, no existe ninguna Canarias amazig, como ultimamente quieren colarnos a través incluso de los medios audiovisuales públicos, de modo que esta falacia obedece a la ignorancia o está financiada por intereses ajenos a la ciencia.”

Resulta especialmente preocupante la acusación que lanza contra la comunidad científica nacional e internacional, cuando es precisamente el autor quién parece incurrir en los errores que denuncia. De hecho, probablemente no sea casualidad que Macías participe en la presentación de una fundación creada por Coalición Canaria, lo que resulta totalmente legítimo y respetable, puesto que tanto él como cualquier otro investigador tiene derecho a poseer su propia ideología política siempre y cuando su labor científica parta desde el rigor y honestidad intelectual.

"Resulta preocupante la acusación que lanza contra la comunidad científica, cuando es el autor quién incurre en lo que denuncia."

 Sus acusaciones constituyen una evidente falacia de asociación pues parece confundir el ámbito académico con el político. Los amaziges constituyen un conjunto de pueblos autóctonos del norte de África (incluyendo el Sáhara) y no se limita a las fronteras actuales de Marruecos, sino que se extiende a nueve estados más: Argelia, Mauritania, Túnez, Libia, Egipto, Mali, Níger, Burkina Faso y España (Ceuta y Melilla). Reducir este debate científico a supuestas implicaciones políticas contemporáneas empobrece el rigor académico que debería presidir estas discusiones. El estudio del pasado no debería ser rehén de los conflictos del presente.

 Conclusiones 

El análisis de la obra de Antonio M. Macias resulta interesante pues nos permite atestiguar la persistencia de teorías superadas que, aunque carentes de sustento empírico, pueden resurgir periódicamente revestidas de pretendida novedad. Su propuesta sahariana, presentada como rupturista, en realidad recicla viejos postulados del periodo franquista. 

Paradójicamente, el propio “Stock de capital”, que Macías esgrime como prueba determinante para confrontar evidencias más sólidas como la arqueología, anteropología, lingüística y genética, acaba desmontando su tesis. El análisis de los cultivos y especies domésticas lejos de apoyar una procedencia sahariana refuerza precisamente la conexión con las antiguas sociedades amaziges del norte de África, en línea con el consenso científico establecido. La supuesta singularidad sahariana se diluye al contrastar los datos arqueozoológicos y paleobotánicos con los contextos cronológicos del Mediterráneo y Atlántico africano próximo a las islas. 

 Sus elucubraciones sobre la lengua, la escritura y las creencias religiosas de los antiguos isleños así como sus contradicciones, no hacen sino corroborar su que Antonio Macías no tiene pruebas, pero tampoco dudas. Macias opera bajo una contradicción fundamental: mientras acusa a la comunidad científica de falaz, él mismo construye su relato sobre premisas indemostrables, despreciando las metodologías consolidadas. Más allá del debate académico, este caso ilustra como los sesgos ideológicos pueden distorsionar la investigación histórica. 

"Paradójicamente, el Stock de capital acaba desmontando su tesis." 


 REFERENCIAS
  • Cuzin, et alli. Les observations du sangliers dans le Sahara Atlantique marocain.
  • El Bouzidi, Saïd. Le Figuier, histoure, rituel et symbolisme.
  • Farrujia de la Rosa, J. Arqueología y Franquismo en Canarias. Política, poblamiento e identidad (1939-1969)
  • Louft, A.  Rasgos morfológicos de la toponimia no hispánica canaria vista desde el bereber.
  • Maca-Meyer, N. ADN antiguo y el origen de la población canaria
  • Millares, Yuri. Jacob Morales Mateos, arqueobotánico.
  • Mora, I. La transcripción del alfabeto líbico-bereber canario.
  • Reyes García, I. Diccionario ínsuloamaziq.
  • Sabir, A. Las Canarias preeuropeas y el norte de África. El ejemplo de Marruecos. Paralelismos lingüísticos y culturales.
  • Sosa Martín, R. Proceso de sustitución lingüística
  • Springer, R. Origen y uso de la escritura líbico-bereber en Canarias


24 mar 2025

Majoreros ¿qué significa y quiénes son?

Maho de Tyterogaka. Queremos agradecer esta aportación del artista Roberto Perdomo.

IZURAN. Denominamos majorero/a a la persona, animal o elemento originario de la isla de Fuerteventura. Pero, ¿por qué no utilizamos el gentilicio fuerteventurero o fuerteventureño? Este término, de raíz amazigh, encierra una historia, un alcance y un significado tan fascinantes como poco conocidos hoy en día. ¿Qué significa realmente? ¿Cuál es su origen? 

Este término ya aparece en fuentes escritas del siglo XVI como la denominación utilizada por la población originaria de las islas Tyterogaka (Lanzarote) y Erbani (Fuerteventura) para referirse a sí misma. La cercanía geográfica y cultural entre ambas islas podría explicar el uso compartido de esta denominación, corroborando la arqueología la similitud de ambas culturas insulares. Mahorero está relacionado con maho o majo, considerándose como el original del gentilicio, al cual se le añadió la terminación castellana -rero o -ero. Esta evolución lingüística se confirma al observar las terminaciones -eri usadas por Torriani en italiano y -eiro anotadas por Frutuoso en portugués.

 Aunque en la actualidad el gentilicio guanche se emplea comúnmente en Lanzarote y Fuerteventura para referirse a los antiguos habitantes de las islas, majo parece haber sido el término usado siglos atrás. De hecho, se encuentra en la toponimia local, referenciando cuevas, casas, corrales y accidentes geográficos relacionados con yacimientos arqueológicos. 

Representación de un ritual maho en un efequén. Foto: Desconocido/a.

Maho o Mahorero es la denominación utilizada por la población originaria de Lanzarote y Fuerteventura para referirse a sí misma.

¿Pero qué significa?

Las fuentes documentales sugieren diversos significados para mahorero. El más recurrente está relacionado con los mahos, término que hace referencia al calzado tradicional indígena elaborado con cuero de cabra y utilizado por la población de la isla. Torriani lo vincula con el nombre antiguo de la isla, Maoh, y Abreu lo escribe como Maho, señalando que ambas etimologías —el calzado de cuero y el antiguo nombre de la isla— eran las que se comentaban en su época, lo que hoy consideraríamos etimologías populares. 

La interpretación más peculiar y quizá menos verosímil es la propuesta por el historiador portugués Gaspar Frutuoso, quien, tras confesar desconocer el significado exacto, afirmaría en otro pasaje de su obra que mahorero significaba ‘criadores de ganado’, basándose en el hecho de que "este es su oficio". 

Gentilicio

Autor

Año

Significado

majoreros

Crónica Ovetense

1510?

-

Maforeiros, mahoreros

Gaspar Frutuoso

1590

Criadores de ganado

Maohreri, mahoreri

Leonardo Torriani

1590

De Maoh, nombre de la isla

Mahoreros

Abreu Galindo

1590-1602

De maho, un calzado

majoreros

Espinosa

1594

-

mahoreros

Viana

1604

De Mahorata, nombre de la isla


En efecto, el maho es un calzado de cuero que, afortunadamente, ha llegado hasta nuestros días en la isla de El Hierro. Aunque en Fuerteventura se perdió su uso, cabe preguntarse: ¿podría haber sido el calzado de los mahos un elemento distintivo visual entre la población autóctona de estas islas y los colonos europeos, ya fueran normandos, castellanos o portugueses? ¿O fue simplemente una confusión, fruto de la asociación de una palabra similar en el lenguaje popular? 

Soletas, calzado tradicional del campesinado conejero ¿reminiscencia de los antiguos mahos? Foto: Grupo Los Campesinos.

Sin embargo, resulta llamativo que Torriani, Abreu y Viana mencionen que también se hacía referencia a un nombre de la isla, Maoh, Maho o Mahorata, del que derivaría el término Mahorero. Esta información es controvertida, ya que los primeros cronistas asignan a estas islas los nombres de Tyterogaka y Erbani, que no guardan relación alguna. 

No obstante, como señalaron Álvarez Delgado y Reyes García, en amazigh podría existir una conexión con la raíz MZR, presente en términos como amazir o tamazirt, que hace referencia a ‘país (natural), región, comarca, territorio’, además de ‘tierra, suelo, campo’. La h aspirada podría tener su paralelo más cercano en la pronunciación del amazigh tuareg hablado en el Ahaggar, donde se utiliza el término tămăhart con el mismo significado. Así, Maho podría derivar de un hipotético Amahor (‘país natal, región, territorio’), una forma de denominar la isla natal, lo que explicaría también el Mahorata de Viana: amahor-at; ‘los del país’, es decir, la gente de la tierra o de la isla. 

"Los naturales destas dos islas, Lanzarote y Fuerteventura, se llaman mahoreros, porque traían calzados de los cueros de las cabras, el pelo afuera, unos como zapatos, a quien ellos llaman mahos; y algunos quieren decir que el nombre propio de la isla se dijo de este nombre, maho."

Abreu Galindo (lib. 1º, cap. ix, p.54)

Después, Fuerteventura y Lanzarote
que llamaban Yunonis y Pluytula,
y algunos Mahorata, se poblaron
de aquella gente desterrada de África
por distar menos leguas de su costa;
llamáronlos después los mahoratas
y agora por memoria mahoreros.

                                                                                              (Viana 1991 (1604): canto I, 320-326)

Padre e hija majoreros dando de beber a un guelfo. Foto: desconocido/a.

Dejando de lado las fuentes y, por tanto, con más dificultad de corroborar su hipótesis, el lingüista francés G. Marcy sugirió una posible relación con los Mauros, una tribu norteafricana establecida en la región atlántica de la Mauritania Tingitana. Finalmente, Hermógenes Afonso de la Cruz ‘Hupalupa’, señaló las similitudes con la raíz MZGH, es decir, amazigh, que en la variante del tuareg del Ahaggar se pronuncia amahaq


¿Por qué los lanzaroteños se les denomina “conejeros”? 

Este gentilicio castellano aparece en la documentación desde el siglo XVIII, lo que sugiere que, para diferenciar a los habitantes de Lanzarote de los de Fuerteventura, se creó un término nuevo, probablemente hacia finales del siglo XVII. Según Álvarez Rixo, destacado autor tinerfeño del siglo XIX, la denominación “conejeros” se originó debido a que “se exportaban (al resto de Canarias) de ella (Lanzarote) partidas de tres a cuatrocientas docenas de pieles de conejo”. 

¿Quiénes son los mahoreros? 

Tres habitantes de Fuerteventura y uno de Lanzarote a comienzos del siglo XIX
Dibujo: Alfred Diston

Las islas más orientales de Canarias fueron las primeras en ser conquistadas por los europeos y sometidas a un régimen señorial. En la crónica normanda de conquista, sus habitantes son referidos de manera genérica como ‘canarios’, y en la documentación posterior aparecen como ‘gente de las islas’, en contraste con otras poblaciones insulares que aún no habían sido sometidas. Pero ¿cuál era su origen? 

Durante el siglo XV, la población de Fuerteventura era reducida, probablemente no superando las quinientas personas, compuesta por la población autóctona, los mahos, así como por colonos franceses y castellanos, en su mayoría originarios de Andalucía. A lo largo del siglo XVI, llegaron a las islas grupos de moriscos provenientes de la vecina costa de Berbería, frecuentemente como esclavos, junto con nuevos colonos portugueses. La notable presencia de toponimia amazigh y las tradiciones pastoriles de fuerte raíz isleña parecen coincidir con los marcadores genéticos norteafricanos que aún se encuentran en la población actual de estas islas. 

A finales del siglo XVI, muchos de estos mahoreros emigraron a islas recién conquistadas para participar en los procesos de colonización, hasta que dichas migraciones fueron prohibidas. Aunque las islas orientales no eran especialmente atractivas para su asentamiento debido a las duras condiciones climáticas y la constante amenaza de ataques piráticos, recibieron un flujo continuo, aunque lento, de pobladores provenientes de otras islas. Además, las sequías y desastres naturales provocaron migraciones cíclicas de los majoreros hacia otras islas del archipiélago, dejando una huella profunda en casi todas ellas, especialmente en Gran Canaria y Tenerife. 

Conclusiones


Inauguración del Terrero de La Graciosa en 1987. Foto: Desconocido/a.

"A pesar del mestizaje y la castellanización, los mahos continuaron identificándose como mahoreros, manteniendo así su vínculo ancestral con la población originaria".

Los majoreros y majoreras, entendidos como los canarios de las dos islas más orientales, han sido, junto con los herreños, quizás los isleños que históricamente han enfrentado más penurias. Las extremas condiciones climáticas y la escasez de recursos, sumadas al rígido régimen señorial impuesto desde la conquista europea, hacen que la supervivencia del majorero nos resulte sorprendente. 

A pesar del mestizaje y la aculturación, los mahos continuaron identificándose como mahoreros, manteniendo así su vínculo ancestral con la población originaria. Al igual que el resto del pueblo canario, heredaron y transmitieron, de generación en generación, un valioso legado amazigh en la toponimia, el léxico y las tradiciones ganaderas y deportivas. Hoy en día, la llegada masiva y descontrolada de población europea y de otras procedencias, que se asienta en estas islas, plantea un nuevo desafío decisivo para la supervivencia de la ‘gente del país’.

REFERENCIAS

  • Cabrera Pérez, J.C. (1993). Fuerteventura y los majoreros. CCPC.
  • DHEC
  • González Zalacain, R.J. Báez Hernández, F. Gente de las Yslas.
  • Reyes García, I. (2011). Diccionario Insulomaziq. 
  • Trapero, M. Guanchismos.


23 feb 2025

Los guanches del siglo XIX según Berthelot

Cuevas de Chinguaro, Güimar, Tenerife, primeras décadas del siglo XIX. Ilustración en la obra de S. Berthelot.
 

IZURAN. Sabin Berthelot (1764-1880) fue un naturalista y etnólogo francés que residió en Canarias buena parte de su vida. Visitó el país desde 1820 y se instala como profesor en Tenerife, estudiando junto a Philip Barker Webb y Alfred Moquin-Tandon la naturaleza e historia del archipiélago. En 1835 publican el primer volumen de la Histoire naturelle des Îles Canaries, ocupándose Berthelot de la parte etnográfica. En 1846 regresa a Tenerife y en 1848 es nombrado agente consular francés de la isla y en 1867 consul, jubilándose en 1874 decide permanecer en Santa Cruz de Tenerife hasta su fallecimiento en 1880. 

De este gran trabajo hemos extraído este texto que reflexiona y describe algunas de las costumbres de los isleños de las primeras décadas del siglo XIX heredadas de los guanches siendo Berthelot consciente de que eran sus descendientes. 

La importancia de esta descripción radica en que este tipo de costumbres y prácticas populares como las palabras, los apellidos guanches, la elaboración del gofio, la cerámica, las danzas, la ganadería, el salto del pastor, la lucha, el juego del palo, etc. solían ser invisibles en la documentación escrita cotidiana. Una cultura y modos de vida transmitidos oralmente de generación en generación que se encontraban muy vivos y arraigados. 

Sabin Berthelot en su juventud.

Descripción de la cultura popular de Berthelot 

(Año 1842. Páginas 263-264)

Es en Candelaria, en Fasnia, y en las otras partes de la banda meridional de Tenerife, subiendo desde Güimar hasta Chasna, que se encuentra aún hoy, entre los pueblerinos, la mayoría de las costumbres descritas por Fray Alonso. Algunas expresiones del antiguo lenguaje que no han podido perderse y que se emplea generalmente en todas las islas, los apellidos guanches de los cuales ciertas familias se glorifican, las danzas populares, el grito de júbilo, la manera de procurar el fuego, de traer las cabras, de preparar la manteca y el queso, de moler el grano, todo eso ha subsistido siempre después de trescientos cincuenta años de una dominación extranjera.

Vista del Valle de Güimar y Gran Canaria al fondo en la obra de Berthelot

Las (islas) Canarias no son más ahora de lo que fueron en otro tiempo bajo el gobierno paternal de los príncipes indígenas, sin embargo, en medio de progresos de todo género, de los perfeccionamientos de la industria, y del seno mismo de esta civilización que ha modelado el país a las prácticas europeas, las antiguas costumbres lo atraviesan todavía, la innovación les ha dado respeto, y la invariable costumbre les ha perpetuado de época en época como una tradición de los tiempos pasados. 

El habitante del campo, el pastor, el labrador, todo este pueblo de tradiciones campestres, siempre fiel a sus costumbres, continua la vida de otro tiempo: tuesta la cebada, la muele por sí mismo entre las dos piedras ancestrales colocadas en su humilde rincón, y prefiere al pan del rico el gofio de sus ancestros. 

Detalle de un niño moliendo grano con el molino de mano en la obra de Berthelot.

La manteca de cabra se confecciona en Chasna y en casi todos los distritos del sur de Tenerife, según el antiguo procedimiento: siempre es la leche dentro de un odre colgado, que dos personas, colocadas a distancia, balancean enviando de una a la otra. Los recipientes que se fabrican en Candelaria no han variado ni de forma ni de nombre; estos son todavía los antiguos gánigos indígenas. 

La pesca con antorcha, que se hacía de noche a lo largo de la costa, se opera ahora a bordo de los barcos; y sin embargo son aún los pescadores de costa quienes, al ejemplo de los guanches, recorren a las mismas horas las rocas del litoral con antorchas encendidas para capturar los cangrejos que atrae la luz y los peces que se aproximan del borde del agua. La pesca con tabaiba siempre se ha usadoo, y la planta que sirve para envenenar los charcos conserva su antiguo nombre. 

Una parte de la población habita aún en cuevas, cuyas estancias están siempre cerradas por mamparas de caña. El pastor se destaca aún en el tiro de la piedra; el imita la manera de silbar de los antiguos cabreros, ama sus rebaños autóctonos cuya raza valora; intrépido, infatigable y no menos ágil que sus predecesores, captura las cabras a la carrera, utiliza la larga lanza y se desliza sobre este maravilloso soporte para lanzarse desde lo alto de la montaña y cruzar con un aplomo asombroso los precipicios más peligrosos. 

Casa cuevas en el sur de Tenerife en una ilustración de Berthelot.

Muestra su alegría con una especie de risa indefinible que recuerda a esos alaridos de los Guanches, de los que hablan los autores canarios. Las cunas y guirnaldas de follaje, el verdor y las flores que cubren el suelo durante los regocijos públicos, la costumbre de arrojar grano a la cara de los recién casados, todo esto parece imitado de los indígenas. Las luchas son aún como las que fueron en otros tiempos; ahora son el cura y el alcalde quienes los presiden e interponen su autoridad para poner fin a las disputas, como antes lo hacían los Faycanes y los Guayres. 

El traje siguió siendo el mismo en forma; la manta, o manta de lana plisada alrededor del cuello, reemplazó en Tenerife al tamarco de los guanches; la blusa larga a rayas y el abrigo canario son variantes del manto de piel descrito por los historiadores de la conquista; las medias sin pies reemplazan a las hiurmas, y los zapatos de cuero crudo atados al tobillo son representantes de las antiguas sandalias (xercos). Hay, sin embargo, ciertas partes del traje que hay que clasificar entre las innovaciones: por ejemplo, la gorra con visera del pueblo llano, en Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria, parece inspirada en las armaduras de los soldados de Béthencourt; el chaleco plastronado es una imitación del peto, y los calzoncillos anchos de lona fueron sin duda tomados prestados de los norteafricanos, durante las invasiones a África, bajo los Herrera y los Saavedra.

Detalle de campesinos de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote según Berthelot.

Así encontramos hoy, en Canarias, el porte, el aspecto, las costumbres y la moral de los guanches. Ya no tiene sus creencias, han olvidado su lengua de la que sólo ha conservado unas pocas palabras, pero todavía es limitado en su vestimenta, conserva sus hábitos y sus maneras. Manso, considerado y gentil, es como él humilde, insinuante y astuto, pasando de la alegría más expansiva a la tristeza más concentrada; atrevido hasta la temeridad ante el peligro más inminente, o desconfiado y temeroso por nimiedades; amigo del juego, del canto y del baile, apasionado de todos los ejercicios gimnásticos, se adapta a los trabajos más duros y siempre incansable; serio en su compostura, sencillo en sus gustos, portentoso y reservado en sus palabras, así es el paisano canario, viviendo en el caserío, aislado en su cueva o encerrado en la montaña. 

En honor a estos bravos isleños, digamos que el cuchillo ¿andaluz? que suelen llevar los campesinos canarios al cinturón, de poco les sirve más que para cortar cuerdas, el apuñalamiento es desconocido para los isleños, y el palo es la única arma a la que recurren para dirimir sus rencillas. 

Campesina canaria según Berthelot.

Pero examinemos también las acciones de este pueblo cuya fisonomía, costumbres y discursos nos revelan su antiguo origen. La más franca hospitalidad, la veneración por la vejez, el respeto filial y el amor a los seres queridos son virtudes hereditarias que los guanches han legado a sus sobrinos. Hemos visto, en las cabañas más miserables, a pobres cabreros compartiendo su gofio y sus productos lácteos con el extranjero y pidiendo a cambio sólo su bendición para sus hijos. En cuanto el Isleño ve venir a su viejo padre, se detiene a esperarlo, se baja de la mula y se arrodilla para besarle la mano. Estos son los descendientes de estos bárbaros que estaban tan llenos de virtudes naturales y de honesta sencillez, como dijo ingenuamente uno de nuestros viejos cronistas.


  • REFERENCIAS:
  • Berthelot, Sabin, y Philip Barker-Webb. 1842. Histoire Naturelle des Iles Canaries. Tome premier. Première partie. Contenant l’Ethnographie et les Annales de la Conquête. París: Bèthune [3 tomos, 8 vols.].
  • Le Brun, Nathalie. 2016. Un francés entre guanches. Sabino Berthelot y las Islas Canarias. Le Canarien Ediciones.