AMAZIGH


Los bereberes (amazigh, plu. imazighen en su propia lengua) son un conjunto de pueblos indígenas del Norte de África, concretamente de la región de Berbería -Tamazgha en bereber-. Esta vasta región sufrió diversas conquistas y colonizaciones; fenicios, griegos, romanos, árabes, franceses y españoles. La que más impacto tuvo fue la árabe que provocó la islamización y arabización de la mayor parte de este territorio. Con todo, aún persisten varios pueblos norteafricanos que, a pesar de profesar el islam, hablan alguna de las variantes de la lengua amazigh que aún existen. Estos pueblos no son étnicamente homogéneos y presentan una rica diversidad cultural pero comparten raíces, rasgos culturales y lingüísticos comunes.

La población indígena de las Islas Canarias, conocidos como guanches, era bereber aunque constituyó un caso excepcional. Por un lado, por su ubicación insular y, por otro lado, por haberse mantenido más o menos aislada de la progresiva islamización y arabización del continente. En cambio, a partir del siglo XV los guanches sufrieron la conquista y colonización por el Reino de Castilla que supondría su cristianización, castellanización y definitiva asimilación. Nuevos pobladores europeos (especialmente andaluces, portugueses y castellanos) y africanos se asentarían en el archipiélago y se fusionarían con la población nativa dando lugar al pueblo canario. 

La raíz amazigh de los canarios es clave para entender la canariedad puesto que diversos elementos de este origen forman parte de la misma en el campo lingüístico (toponimia, antroponimia, léxico), historia, juego y deportes tradicionales, folclore o gastronomía

La lengua amazigh

La lengua bereber o tamazight forma parte de la macrofamilia lingüística afroasiática y, en la antigüedad se extendió por la mayor parte del Norte de África. En la actualidad es hablada aún por 20 millones de personas aproximadamente, repartidos en casi todos los países norteafricanos, aunque la inmensa mayoría habitan en Marruecos y Argelia. La lengua ha persistido normalmente en regiones montañosas y desérticas, cediendo ante la dominante lengua árabe que llegó a Berbería con la islamización a partir del siglo VII. Además cuenta con un alfabeto propio; el Tifinagh, que se ha mantenido exclusivamente entre los tuaregs actuales pero que hace siglos se empleó en amplias zonas del África septentrional, incluyendo las siete islas Canarias. En ese archipiélago se habló durante milenios hasta que, tras la conquista y colonización de la Islas por los europeos, la lengua fue cayendo en desuso durante sl siglo XVI, dejando una impronta en el ctual dialecto español de Canarias. 

 La lengua amazigh y Canarias 

 Aunque desde los tiempos de contactos con los europeos ya los mismos cronistas palparon la clara vinculación de la lengua de los antiguos canarios con la bereber, no es hasta el siglo XX cuando se consolida la certidumbre científica del carácter amazigh de la antigua población indígena de las Islas Canarias. Así lo expresa Ignacio Reyes: "Hoy, las pesquisas arqueológicas, genéticas, lingüísticas y etnográficas, es decir, un amplio despliegue de exploraciones multidisciplinares, aunque ejecutado de forma un tanto inconexa, suministran ya dos verificaciones muy sobresalientes. Por una parte, la filiación amazighe, bien en un estadio líbico y/o más moderno, de las antiguas poblaciones isleñas y de su producción sociocultural". Gracias a la pervivencia de diversas variedades lingüísticas del amazigh en el Continente, podemos identificar y traducir cientos de voces que han pervivido fosilizados en el español de las Islas. A pesar de su desuso frente a la imposición del castellano, el amazighe marcó una profunda impronta que perdura hasta la actualidad mediante una abundante toponimia que se extiende por todo el Archipiélago. A esto debemos añadirle cientos de voces que abarcan desde diversos ámbitos del habla popular (nombres de plantas, animales, alimentos, folclore) hasta expresiones, verbos y adjetivos. Para algunos existe incluso una influencia en la fonética del español en Canarias que aún está por confirmar por la investigación científica. Esta herencia ha permitido desarrollar una extensa lingüística comparada originada siglos atrás y continua hasta el día de hoy. 

 Presente y futuro

 La lengua tamazight constituye una de las herencias más importantes y característica de la cultura amazigh. Hablamos de una auténtica reliquia lingüística que se remonta miles de años y que nos ha llegado hasta nuestros días, bajo una amenaza real de desaparición frente a la presión de las lenguas dominantes: el árabe y el francés. Desde el surgimiento del movimiento cultural amazigh en Argelia en la década de los ochenta del siglo XX hasta la actualidad, se ha avanzado en el reconocimiento de la lengua tamazight en algunos estados. En Argelia y Marruecos se vive un proceso de institucionalización reciente, y en otros estados del norte de África se sigue negando su existencia. También en Europa se ha impulsado la regeneración de la lengua como por ejemplo desde instituciones como el INALCO, y en estos últimos años en Cataluña, donde reciben un fuerte apoyo desde la Generalitat. En Canarias, donde se hablo durante milenios hasta hace unos tres o cuatro siglos, y donde además existe una amplia tradición de estudios de lingüística comparada, estamos realmente muy lejos de dignificar y reintegrar la lengua y cultura amazigh en el lugar que se merece en el seno de la sociedad canaria.

Escritura amazigh


Los pueblos amazighes cuentan con una escritura propia denominada en su propia lengua tifinagh. Sus orígenes se encuentran en la escritura conocida como Líbico o Líbico-Bereber que se extendía en la antigüedad por gran parte del Norte de África incluyendo las islas Canarias. La escritura amazigh se documenta desde III a.C. y se le atribuye habitualmente un origen púnico. Sin embargo, la datación de algunas inscripciones varios siglos antes muestra la posible existencia de una tradición alfabética propiamente líbica anterior a la influencia fenicia. Con todo, la escritura líbica como el tifinagh actual -exceptuando el neo-tifinagh) dista de ser un alfabeto homogéneo al no estar normalizado, presentando matices regionales. Otra característica fundamental es la función mayoritariamente simbólica y ritual, más que literaria, que cumplió la escritura amazigh.

Posteriormente, el alfabeto cayó en desuso incluso en las regiones berberófonas sin que sepamos con exactitud los motivos, salvo que no existen evidencias de su empleo en los tiempos posteriores a la desaparición del Imperio Romano. La excepción la constituyeron las poblaciones tuaregs que continuaron usando la escritura tifinagh hasta nuestros días para transcribir su variante amazigh; la tamasheq. A finales del siglo XX varias instituciones culturales amazighes recuperaron e intentaron normalizar el tifinagh para transcribir sus variedades lingüísticas amazighes y adaptarlo a la modernidad y creando los alfabetos denominados ‘neo-tifinagh’. Las formas antiguas del tifinagh son consonánticas (incluidas las tuareg), y tenían diversas orientaciones, mientras que las formas modernas incluyen signos para las vocales y se escribe de izquierda a derecha.

La escritura líbica en Canarias

La escritura líbica fue conocida y empleada por los antiguos canarios a pesar de que en las fuentes etnohistóricas europeas tras la Conquista de Canarias lo niegan u obvian. Sin embargo, la arqueología ha demostrado que el uso de la escritura bereber se extendía por todas las islas del Archipiélago. El paso inadvertido es un hecho comprensible si entendemos que la escritura amazigh era desconocida por la cultura occidental hasta hace aproximadamente un siglo, así como la sencillez de unos caracteres alfabéticos geométricos. 

Esta epigrafía fue descubierta en Canarias por el sacerdote herreño Aquilino Padrón en 1879, por la misma época en que los investigadores franceses empezaban a descubrirla también en el norte del Continente africano. El ilustre Sabin de Betherlot envió copias de las inscripciones al general francés Faidherbe, quien había estudiado inscripciones similares en el Norte de África y reconoció la escritura canaria como perteneciente a la Líbico-Bereber. Sin embargo durante las las primeras décadas hasta bien avanzado el siglo XX la actitud de los investigadores fue distante e incluso reacia a la posibilidad de que la población indígena conociera la escritura. Con el tiempo la creciente multiplicación de hallazgos confirmó a lo largo del siglo XX la autoría nativa de la escritura. A partir de la década de los noventa del siglo XX los hallazgos se incrementaron hasta el punto de que se conocen estaciones de grabados líbicos en todas las Islas. Pero por ahora, cabe señalar que no han podido ser descifrada ninguna inscripción, aunque si bien es verdad no han faltado hipótesis que por ahora tendrán que esperar a nuevos avances en los estudios de la epigrafía y lengua amazigh tanto insular como continental. 

El patrimonio epigráfico amazigh de los antiguos isleños sigue siendo un gran desconocido para la mayor parte de la sociedad canaria en contraposición a ciertas figuras simbólicas procedentes de estaciones rupestres. Este desconocimiento general no se debe probablemente a una única razón.
Mayor panel de escritura líbica-bereber hallado en Canarias (Toscas del Guirre, La Gomera)
Entre ellas podemos señalar el acusado desconocimiento en relación a  la civilización amazigh, lo tardío de los descubrimientos y la contradicción entre la concepción dominante de ‘prehistoria canaria’ con la existencia de la escritura. El líbico no constituye un rasgo cultural anecdótico de los antiguos canarios. Además el papel epigráfico amazigh de Canarias no es para nada marginal frente al Continente. “La gran abundancia de textos en un área geográfica tan reducida como lo es El Hierro o Lanzarote resulta ser casi insólito; habría que buscar en el norte de África y Sahara para hallar zonas que puedan ostentar una densidad similar de inscripciones líbico-beréberes. Todo ello sin contar con lo que es obvio sospechar: que el número de grabados alfabéticos hallados son solo una parte de los que fueron realizados en su día.” (Springer Bunk, Renata)



La escritura constituye, junto a la cosmogonía y la lengua, uno de los elementos culturales más definitorios de una(s) cultura(s) o civilización. No todas las civilizaciones humanas han desarrollado sus propios sistemas de escritura hecho que revela una mayor excepcionalidad a la amazighidad tan desdeñada al estar a la sombra de la civilización occidental y árabo-musulmana.